Página 84 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
Pero el Dios de la naturaleza, el que creó las leyes y las controla,
puede usar las obras de sus manos para que sirvan a sus fines.
Cuando los grandes sabios habían probado a su entera satis-
facción que era imposible que el mundo fuese destruido por agua,
cuando los temores del pueblo se habían tranquilizado, cuando todos
consideraban que la profecía de Noé era un engaño, y le llamaban
fanático, entonces llegó la hora de Dios. “Fueron rotas todas las
fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abier-
tas” (
Génesis 7:11
), y los burladores sucumbieron en las aguas del
diluvio. Con toda su jactanciosa filosofía, los hombres descubrieron
muy tarde que su sabiduría era necedad, que el Legislador es supe-
rior a las leyes de la naturaleza, y que a la Omnipotencia no le faltan
medios para alcanzar sus fines.
“Y como fué en los días de Noé, ... como esto será el día en
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que el Hijo del hombre se manifestará.” “El día del Señor vendrá
como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande
estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las
obras que en ella están serán quemadas.”
Lucas 17:26, 30
;
2 Pedro
3:10
. Cuando los razonamientos de la filosofía hayan desterrado el
temor a los juicios de Dios; cuando los maestros de la religión nos
hablen de largos siglos de paz y prosperidad, y el mundo se dedique
por completo a sus negocios y placeres, a plantar y edificar, a fiestas
y diversiones, y desechando las amonestaciones de Dios, se burle de
sus mensajeros, “entonces vendrá sobre ellos destrucción de repente,
... y no escaparán.”
1 Tesalonicenses 5:3
.
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