Capítulo 8—Después del diluvio
Las aguas subieron quince codos sobre las más altas montañas.
A menudo le pareció a la familia que ocupaba el arca que todos
perecerían, pues durante cinco largos meses su buque flotó de un
lado para otro, aparentemente a merced del viento y las olas. Fué una
prueba grave; pero la fe de Noé no vaciló, pues tenía la seguridad de
que la mano divina empuñaba el timón.
Cuando las aguas comenzaron a bajar, el Señor guió el arca hacia
un lugar protegido por un grupo de montañas conservadas por su
poder. Estas montañas estaban muy poco separadas entre sí, y el
arca se mecía en este quieto refugio, sin que el inmenso océano la
agitara ya. Esto alivió a los cansados y sacudidos viajeros.
Noé y su familia esperaban ansiosamente que bajasen las aguas;
pues anhelaban volver a pisar tierra firme. Cuarenta días después
que se hicieron visibles las cimas de las montañas, enviaron un
cuervo, ave de olfato delicado, para ver si la tierra ya estaba seca. No
encontrando más que agua, el ave continuó yendo y viniendo. Siete
días después, se envió una paloma, la cual al no encontrar dónde
posarse, regresó al arca. Noé esperó siete días más, y nuevamente
envió la paloma. Cuando ésta regresó por la tarde con una hoja de
olivo en el pico, hubo gran alborozo en el arca. Más tarde “quitó Noé
la cubierta del arca, y miró, y he aquí que la faz de la tierra estaba
enjuta.”
Génesis 8:13
. Todavía esperó pacientemente dentro del arca.
Como había entrado obedeciendo un mandato de Dios, esperó hasta
recibir instrucciones especiales para salir.
Finalmente descendió un ángel del cielo, abrió la maciza puerta
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y mandó al patriarca y a su familia que saliesen a tierra, y llevasen
consigo todo ser viviente. En su regocijo por verse libre, Noé no se
olvidó de Aquel en virtud de cuyo misericordioso cuidado habían
sido protegidos. Su primer acto después de salir del arca fué construir
un altar y ofrecer un sacrificio de toda clase de bestias y aves limpias,
con lo que manifestó su gratitud hacia Dios por su liberación, y su fe
en Cristo, el gran sacrificio. Esta ofrenda agradó al Señor y de esto
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