Página 108 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
Y que pluguiera a Dios quebrantarme,
Que soltara su mano, y me deshiciera!
Y sería aún mi consuelo.”
“Por tanto yo no reprimiré mi boca;
Hablaré en la angustia de mi espíritu,
Y quejaréme con la amargura de mi alma.”
“Mi alma ... quiso la muerte más que mis huesos.
Aburríme: no he de vivir yo para siempre;
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Déjame, pues que mis días son vanidad.”
Job 3:3; 6:2, 8-10; 7:11,
15, 16.
Pero aunque Job estaba cansado de la vida, no se le dejó morir.
Le fueron recordadas las posibilidades futuras, y se le dirigió un
mensaje de esperanza:
“Serás fuerte y no temerás:
Y olvidarás tu trabajo,
O te acordarás de él como de aguas que pasaron:
Y en mitad de la siesta se levantará bonanza;
Resplandecerás, y serás como la mañana:
Y confiarás, que habrá esperanza...
Y te acostarás, y no habrá quien te espante:
Y muchos te rogarán.
Mas los ojos de los malos se consumirán,
Y no tendrán refugio;
Y su esperanza será agonía del alma.”
Job 11:15-20
.
Desde las profundidades del desaliento, Job se elevó a las alturas
de la confianza implícita en la misericordia y el poder salvador de
Dios. Declaró triunfantemente:
“He aquí, aunque me matare, en él esperaré; ...
Y él mismo me será salud.”
“Yo sé que mi Redentor vive,
Y al fin se levantará sobre el polvo: