Página 109 - Profetas y Reyes (1957)

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De Jezreel a Horeb
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Y después de deshecha esta mi piel,
Aun he de ver en mi carne a Dios;
Al cual yo tengo de ver por mí,
Y mis ojos lo verán, y no otro.”
Job 13:15, 16; 19:25-27
.
“Respondió Jehová a Job desde un torbellino” (
Job 38:1
), y re-
veló a su siervo la grandeza de su poder. Cuando Job alcanzó a
vislumbrar a su Creador, se aborreció a sí mismo y se arrepintió en
el polvo y la ceniza. Entonces el Señor pudo bendecirle abundante-
mente y hacer de modo que los últimos años de su vida fuesen los
mejores.
La esperanza y el valor son esenciales para dar a Dios un servicio
perfecto. Son el fruto de la fe. El abatimiento es pecaminoso e
irracional. Dios puede y quiere dar “más abundantemente” (
Hebreos
[121]
6:17
) a sus siervos la fuerza que necesitan para las pruebas. Los
planes de los enemigos de su obra pueden parecer bien trazados y
firmemente asentados; pero Dios puede anular los más enérgicos de
ellos. Y lo hace cómo y cuándo quiere; a saber cuando ve que la fe
de sus siervos ha sido suficientemente probada.
Para los desalentados hay un remedio seguro en la fe, la oración
y el trabajo. La fe y la actividad impartirán una seguridad y una
satisfacción que aumentarán de día en día. ¿Estáis tentados a ceder a
presentimientos ansiosos o al abatimiento absoluto? En los días más
sombríos, cuando en apariencia hay más peligro, no temáis. Tened
fe en Dios. El conoce vuestra necesidad. Tiene toda potestad. Su
compasión y amor infinitos son incansables. No temáis que deje
de cumplir su promesa. El es la verdad eterna. Nunca cambiará el
pacto que hizo con los que le aman. Y otorgará a sus fieles siervos
la medida de eficiencia que su necesidad exige. El apóstol Pablo
atestiguó: “Me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi potencia en
la flaqueza se perfecciona... Por lo cual me gozo en las flaquezas, en
afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias por Cristo;
porque cuando soy flaco, entonces soy poderoso.”
2 Corintios 12:9,
10
.
¿Desamparó Dios a Elías en su hora de prueba? ¡Oh, no! Amaba
a su siervo, tanto cuando Elías se sentía abandonado de Dios y de los
hombres como cuando, en respuesta a su oración, el fuego descendió
del cielo e iluminó la cumbre de la montaña. Mientras Elías dormía,