Página 147 - Profetas y Reyes (1957)

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El llamamiento de Eliseo
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comunes, realizadas con una fidelidad impregnada de amor, son
hermosas a la vista de Dios.
Cuando Elías, divinamente dirigido en la búsqueda de un sucesor,
pasó al lado del campo en el cual Eliseo estaba arando, echó sobre los
hombros del joven el manto de la consagración. Durante el hambre,
la familia de Safat se había familiarizado con la obra y la misión de
Elías; y ahora el Espíritu de Dios impresionó el corazón de Eliseo
acerca de lo que significaba el acto del profeta. Era para él la señal
de que Dios le llamaba a ser sucesor de Elías.
“Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías,
y dijo: Ruégote que me dejes besar mi padre y mi madre, y luego
te seguiré.” Elías respondió: “Ve, vuelve: ¿qué te he hecho yo?”
1 Reyes 19:20, 21
. No dijo esto para rechazarlo, sino para probar
su fe. Eliseo debía tener en cuenta el costo, decidir por sí mismo
si quería aceptar o rechazar el llamamiento. Si sus deseos se afe-
rraban a su hogar y sus ventajas, quedaba libre para permanecer
allí. Pero el joven comprendió el significado del llamamiento. Sabía
que provenía de Dios, y no vaciló en obedecer. Ni por todas las
ventajas mundanales se habría privado de la oportunidad de llegar
a ser mensajero de Dios, ni habría sacrificado el privilegio de estar
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asociado con su siervo. “Y volvióse de en pos de él, y tomó un par
de bueyes, y matólos, y con el arado de los bueyes coció la carne de
ellos, y dióla al pueblo que comiesen. Después se levantó, y fué tras
Elías, y servíale.”
Vers. 20, 21
. Sin vacilación, abandonó un hogar
donde se le amaba, para acompañar al profeta en su vida incierta.
Si Eliseo hubiese preguntado a Elías qué se esperaba de él, cuál
iba a ser su trabajo, se le habría contestado: Dios lo sabe; él te lo
hará saber. Si confías en el Señor, él responderá a cada una de tus
preguntas. Puedes acompañarme si tienes evidencias de que Dios te
ha llamado. Debes saber por ti mismo que Dios me apoya, y que lo
que oyes es su voz. Si puedes considerarlo todo como escorias a fin
de obtener el favor de Dios, ven.
Este llamamiento se parecía al que recibió la respuesta dada por
Cristo al joven rico que le preguntó: “¿Qué bien haré para tener la
vida eterna?” Cristo contestó: “Si quieres ser perfecto, anda, vende
lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven,
y sígueme.”
Mateo 19:16, 21
.