Página 160 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
voz del llanto, y tus ojos de las lágrimas; porque salario hay para tu
obra, ... y volverán de la tierra del enemigo. Esperanza también hay
para tu fin, dice Jehová, y los hijos volverán a su término.”
Jeremías
31:15-17
.
Con un mensaje de esperanza infinita Jesús consuela nuestro
pesar por los que fallecieron: “De la mano del sepulcro los redimiré,
librarélos de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu
destrucción, oh sepulcro.”
Oseas 13:14
. “Y el que vivo, y he sido
muerto; y he aquí que vivo por siglos de siglos, ... y tengo las llaves
del infierno y de la muerte.”
Apocalipsis 1:18
. “Porque el mismo
Señor con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero:
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luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con
ellos seremos arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire,
y así estaremos siempre con el Señor.”
1 Tesalonicenses 4:16, 17
.
Como el Salvador de la humanidad, al cual simbolizaba, Eliseo
combinaba en su ministerio entre los hombres la obra de curación
con la de la enseñanza. Con fidelidad e incansablemente, durante
todas sus largas y eficaces labores, Eliseo se esforzó por hacer pro-
gresar la importante obra educativa que realizaban las escuelas de
los profetas. En la providencia de Dios, sus palabras de instrucción a
los fervorosos grupos de jóvenes allí congregados eran confirmadas
por las profundas instancias del Espíritu Santo, y a veces por otras
inequívocas evidencias de su autoridad como siervo de Jehová.
Fué en ocasión de una de sus visitas a la escuela establecida
en Gilgal cuando saneó una comida envenenada. “Había entonces
grande hambre en la tierra. Y los hijos de los profetas estaban con él,
por lo que dijo a su criado: Pon una grande olla, y haz potaje para los
hijos de los profetas. Y salió uno al campo a coger hierbas, y halló
una como parra montés, y cogió de ella una faldada de calabazas
silvestres: y volvió, y cortólas en la olla del potaje: porque no sabía
lo que era. Echóse después para que comieran los hombres; pero
sucedió que comiendo ellos de aquel guisado, dieron voces, diciendo:
¡Varón de Dios, la muerte en la olla! Y no lo pudieron comer. El
entonces dijo: Traed harina. Y esparcióla en la olla, y dijo: Echa de
comer a la gente. Y no hubo más mal en la olla.”
Fué también en Gilgal, mientras seguía habiendo escasez en la
tierra, donde Eliseo alimentó a cien hombres con el presente que