Página 172 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
no fué su asombro cuando, al entrar en el campamento, encontraron
que “no había allí hombre.” No habiendo nadie que los molestase o
se lo prohibiese, “entráronse en una tienda, y comieron y bebieron, y
tomaron de allí plata, y oro, y vestidos, y fueron, y escondiéronlo: y
vueltos, entraron en otra tienda, y de allí también tomaron, y fueron,
y escondieron. Y dijéronse el uno al otro: No hacemos bien: hoy es
día de buena nueva, y nosotros callamos.” Volvieron prestamente a
la ciudad para comunicar las gratas nuevas.
Grandes fueron los despojos; y tanto abundaron los abasteci-
mientos que en aquel día “fué vendido un seah de flor de harina por
un siclo, y dos seah de cebada por un siclo,” según lo había predicho
Eliseo el día anterior. Una vez más el nombre de Dios fué exaltado
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ante los paganos, “conforme a la palabra de Jehová” comunicada
por su profeta en Israel. (Véase
2 Reyes 7:5-16
.)
Así continuó trabajando el varón de Dios de año en año, man-
teniéndose cerca del pueblo mientras le servía fielmente y al lado
del rey como sabio consejero en tiempo de crisis. Los largos años
de apostasía idólatra de parte de gobernantes y pueblo habían pro-
ducido su funesto resultado. Por doquiera se veía la obscura sombra
de la apostasía, y sin embargo aquí y allí había quienes se habían
negado firmemente a doblar la rodilla ante Baal. Mientras Eliseo
continuaba su obra de reforma, muchos fueron rescatados del paga-
nismo y aprendieron a regocijarse en el servicio del Dios verdadero.
El profeta se sintió alentado por esos milagros de la gracia divina, e
inspirado por un gran anhelo de alcanzar a los sinceros de corazón.
Dondequiera que estaba, procuraba enseñar la justicia.
Desde un punto de vista humano, las perspectivas de regene-
ración espiritual de la nación eran tan desesperadas como las que
tienen delante de sí hoy los siervos de Dios que trabajan en los luga-
res obscuros de la tierra. Pero la iglesia de Cristo es el instrumento
de Dios para proclamar la verdad; él la ha dotado de poder para
que realice una obra especial; y si ella es leal a Dios y obedece sus
mandamientos, morará en su seno la excelencia del poder divino.
Si permanece fiel, no habrá poder que le resista. Las fuerzas del
enemigo no serán más capaces de vencerla que lo es el tamo para
resistir el torbellino.