Página 173 - Profetas y Reyes (1957)

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Termina el ministerio de Eliseo
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Aguarda a la iglesia el amanecer de un día glorioso, con tal que
ella esté dispuesta a vestirse del manto de la justicia de Cristo y
negarse a obedecer al mundo.
Dios invita a sus fieles, a los que creen en él, a que hablen con
valor a los que no creen ni tienen esperanza. Volveos al Señor,
vosotros los prisioneros de esperanza. Buscad fuerza de Dios, del
Dios viviente. Manifestad una fe inquebrantable y humilde en su
poder y en su buena voluntad para salvar. Cuando con fe echemos
mano de su fuerza, él cambiará asombrosamente la perspectiva más
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desesperada y desalentadora. Lo hará para gloria de su nombre.
Mientras Eliseo pudo viajar de lugar en lugar por todo el reino
de Israel, continuó interesándose activamente en el fortalecimiento
de las escuelas de los profetas. Dondequiera que estuviese, Dios
le acompañaba, inspirándole las palabras que debía hablar y dán-
dole poder de realizar milagros. En cierta ocasión, los hijos de los
profetas le dijeron: “He aquí, el lugar en que moramos contigo nos
es estrecho. Vamos ahora al Jordán, y tomemos de allí cada uno
una viga, y hagámonos allí lugar en que habitemos.”
2 Reyes 6:1, 2
.
Eliseo fué con ellos hasta el Jordán, alentándolos con su presencia
y dándoles instrucciones. Hasta realizó un milagro para ayudarles
en su trabajo. “Aconteció que derribando uno un árbol, cayósele el
hacha en el agua; y dió voces, diciendo: ¡Ah, Señor mío, que era
emprestada! Y el varón de Dios dijo: ¿Dónde cayó? Y él le mostró
el lugar. Entonces cortó él un palo, y echólo allí; e hizo nadar el
hierro. Y dijo: Tómalo. Y él tendió la mano, y tomólo.”
Vers. 5-7
.
Tan eficaz había sido su ministerio y tan amplia su influencia,
que mientras estaba en su lecho de muerte, el mismo joven rey Joas,
idólatra que poco respetaba a Dios, reconoció en el profeta un padre
en Israel, cuya presencia entre ellos era de más valor en tiempo de
dificultad que la posesión de un ejército con caballos y carros. Dice
el relato: “Estaba Eliseo enfermo de aquella su enfermedad de que
murió. Y descendió a él Joas rey de Israel, y llorando delante de él,
dijo: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo!”
2 Reyes 13:14
.
El profeta había desempeñado el papel de padre sabio y lleno de
simpatía para con muchas almas que necesitaban ayuda. Y en este
caso no rechazó al joven impío que estaba delante de él, por muy
indigno que fuera del puesto de confianza que ocupaba, pues tenía