Página 179 - Profetas y Reyes (1957)

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Nínive, ciudad sobremanera grande
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Por fin, Jonás había aprendido que “de Jehová es la salud.”
Sal-
mos 3:8
. Al arrepentirse y al reconocer la gracia salvadora de Dios,
obtuvo la liberación. Jonás fué librado de los peligros del hondo
mar, y fué arrojado en tierra seca.
Una vez más se encargó al siervo de Dios que fuera a dar la
advertencia a Nínive. “Y fué palabra de Jehová segunda vez a Jonás,
diciendo: Levántate, y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y publica
en ella el pregón que yo te diré.” Esta vez no se detuvo a preguntar
ni a dudar, sino que obedeció sin vacilar. “Levantóse Jonás, y fué a
Nínive, conforme a la palabra de Jehová.”
Jonás 3:1-3
.
Al entrar Jonás en la ciudad, comenzó en seguida a pregonarle
el mensaje: “De aquí a cuarenta días Nínive será destruída.”
Vers. 4
.
Iba de una calle a la otra, dejando oír la nota de advertencia.
El mensaje no fué dado en vano. El clamor que se elevó en las
calles de la ciudad impía se transmitió de unos labios a otros, hasta
que todos los habitantes hubieron oído el anunció sorprendente. El
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Espíritu de Dios hizo penetrar el mensaje en todos los corazones, e
indujo a multitudes a temblar por sus pecados, y a arrepentirse en
profunda humillación.
“Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y pregonaron ayuno,
y vistiéronse de sacos desde el mayor de ellos hasta el menor de
ellos. Y llegó el negocio hasta el rey de Nínive, y levantóse de su
silla, y echó de sí su vestido, y cubrióse de saco, y se sentó sobre
ceniza. E hizo pregonar y anunciar en Nínive, por mandato del rey
y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas,
no gusten cosa alguna, no se les dé alimento, ni beban agua: y que
se cubran de saco los hombres y los animales, y clamen a Dios
fuertemente: y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña
que está en sus manos. ¿Quién sabe si se volverá y arrepentirá Dios,
y se apartará del furor de su ira, y no pereceremos?”
Vers. 5-9
.
Mientras que el rey y los nobles, así como el común del pueblo,
encumbrados y humildes, “se arrepintieron a la predicación de Jonás”
(
Mateo 12:41
), y se unían para elevar su clamor al Dios del cielo,
él les concedió su misericordia. “Y vió Dios lo que hicieron, que
se convirtieron de su mal camino: y arrepintióse del mal que había
dicho les había de hacer, y no lo hizo.” (
Jonás 3:10
.) Su condenación
fué evitada; el Dios de Israel fué exaltado y honrado en todo el
mundo pagano, y su ley fué reverenciada. Nínive no debía caer hasta