Página 215 - Profetas y Reyes (1957)

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Acaz
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lo bueno, y qué pida de ti Jehová: solamente hacer juicio, y amar
misericordia, y humillarte para andar con tu Dios.”
Miqueas 6:6-8
.
Al insistir en el valor de la piedad práctica, el profeta estaba tan
sólo repitiendo el consejo dado a Israel siglos antes. Por medio de
Moisés, mientras estaban los israelitas a punto de entrar en la tierra
prometida, el Señor les había dicho: “Ahora pues, Israel, ¿qué pide
Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes
en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con
todo tu corazón, y con toda tu alma; que guardes los mandamientos
de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que hayas
bien?”
Deuteronomio 10:12, 13
. De siglo en siglo estos consejos
fueron repetidos por los siervos de Jehová a los que estaban en peli-
gro de caer en hábitos de formalismo, y de olvidarse de practicar la
misericordia. Cuando Cristo mismo, durante su ministerio terrenal,
fué interrogado así por un doctor de la ley: “Maestro, ¿cuál es el
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mandamiento grande en la ley?” le contestó: “Amarás al Señor tu
Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente.
Este es el primero y el grande mandamiento. Y el segundo es seme-
jante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos
mandamientos depende toda la ley y los profetas.”
Mateo 22:36-40
.
Estas claras expresiones de los profetas y del Maestro mismo
deben ser recibidas como voz del Cielo para toda alma. No debemos
desperdiciar oportunidad alguna de cumplir actos de misericordia,
de tierna prevención y cortesía cristiana en favor de los cargados y
oprimidos. Si nos es imposible hacer más, podemos dirigir palabras
de aliento y esperanza a los que no conocen a Dios y a quienes
podemos alcanzar con más facilidad mediante la simpatía y el amor.
Ricas y abundantes son las promesas hechas a los que se mantie-
nen alerta para ver las oportunidades de infundir gozo y bendición
en la vida ajena. “Y si derramares tu alma al hambriento, y saciares
el alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será
como el medio día; y Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías
hartará tu alma, y engordará tus huesos; y serás como huerta de
riego, y como manadero de aguas, cuyas aguas nunca faltan.”
Isaías
58:10, 11
.
La conducta idólatra de Acaz, frente a las súplicas fervientes de
los profetas, no podía tener sino un resultado. “La ira de Jehová ha
venido sobre Judá y Jerusalem, y los ha entregado a turbación, y a