Página 217 - Profetas y Reyes (1957)

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Acaz
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rebelóse “gravemente contra Jehová... Porque sacrificó a los dioses
de Damasco, ... y dijo: Pues que los dioses de los reyes de Siria
les ayudan, yo también sacrificaré a ellos para que me ayuden.”
2
Crónicas 28:19, 22, 23
.
Hacia el fin de su reinado, el rey apóstata hizo cerrar las puertas
del templo. Se interrumpieron los servicios sagrados. Ya no ardían
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los candeleros delante del altar. Ya no se ofrecían sacrificios por los
pecados del pueblo. Ya no ascendía el suave sahumerio del incienso
a la hora de los sacrificios de la mañana y de la tarde. Abandonando
los atrios de la casa de Dios y atrancando sus puertas, los habitantes
de la ciudad impía construyeron audazmente altares para el culto de
las divinidades paganas en las esquinas de las calles de Jerusalén. El
paganismo parecía triunfante; y a punto de prevalecer las potestades
de las tinieblas.
Pero moraban en Judá algunos que se habían mantenido fieles
a Jehová, negándose firmemente a practicar la idolatría. A los ta-
les consideraban con esperanza Isaías, Miqueas y sus asociados,
mientras miraban la ruina labrada durante los últimos años de Acaz.
Su santuario estaba cerrado, pero a los fieles se les dió esta seguri-
dad: “Dios con nosotros.” “A Jehová de los ejércitos, a él santificad:
sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo. Entonces él será por
santuario.”
Isaías 8:10, 13, 14
.
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