Capítulo 30—Librados de Asiria
En un tiempo de grave peligro nacional, cuando las huestes de
Asiria estaban invadiendo la tierra de Judá, y parecía que nada podía
ya salvar a Jerusalén de la destrucción completa, Ezequías reunió las
fuerzas de su reino para resistir a sus opresores paganos con valor
inquebrantable y confiando en el poder de Jehová para librarlos.
Exhortó así a los hombres de Judá: “Esforzaos y confortaos; no
temáis, ni hayáis miedo del rey de Asiria, ni de toda su multitud
que con él viene; porque más son con nosotros que con él. Con él
es el brazo de carne, mas con nosotros Jehová nuestro Dios para
ayudarnos, y pelear nuestras batallas.”
2 Crónicas 32:7, 8
.
Ezequías no carecía de motivos para poder hablar con certidum-
bre del resultado. El asirio jactancioso, aunque por un tiempo Dios
le usara como bastón de su furor (
Isaías 10:5
), para castigar a las
naciones, no había de prevalecer siempre. El mensaje enviado por
el Señor mediante Isaías algunos años antes a los que moraban en
Sión había sido: “No temas de Assur... De aquí a muy poco tiempo,
... levantará Jehová de los ejércitos azote contra él, cual la matanza
de Madián en la peña de Oreb: y alzará su vara sobre la mar, según
hizo por la vía de Egipto. Y acaecerá en aquel tiempo, que su carga
será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se
empodrecerá por causa de la unción.”
Isaías 10:24-27
.
En otro mensaje profético, dado “en el año que murió el rey
Achaz,” el profeta había declarado: “Jehová de los ejércitos juró,
diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y
será confirmado como lo he determinado: Que quebrantaré al Asirio
en mi tierra, y en mis montes lo hollaré; y su yugo será apartado de
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ellos, y su carga será quitada de su hombro. Este es el consejo que
está acordado sobre toda la tierra; y ésta, la mano extendida sobre
todas las gentes. Porque Jehová de los ejércitos ha determinado:
¿y quién invalidará? Y su mano extendida, ¿quién la hará tornar?”
Isaías 14:28, 24-27
.
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