Página 231 - Profetas y Reyes (1957)

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Librados de Asiria
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El poder del opresor iba a ser quebrantado. Sin embargo, durante
los primeros años de su reinado, Ezequías había continuado pagando
tributo a Asiria de acuerdo con el trato hecho con Acaz. Mientras
tanto el rey “tuvo su consejo con sus príncipes y con sus valerosos,”
y había hecho todo lo posible para la defensa de su reino. Se había
asegurado un abundante abastecimiento de agua dentro de los muros
de Jerusalén, para cuando escaseara en las afueras. “Alentóse así
Ezechías, y edificó todos los muros caídos, e hizo alzar las torres,
y otro muro por de fuera: fortificó además a Millo en la ciudad de
David, e hizo muchas espadas y paveses. Y puso capitanes de guerra
sobre el pueblo.”
2 Crónicas 32:3, 5, 6
. No había descuidado nada
de lo que pudiese hacerse como preparativo para un asedio.
En el tiempo en que Ezequías subió al trono de Judá, los asirios
se habían llevado ya cautivos a muchos hijos de Israel del reino sep-
tentrional; y a los pocos años de haber iniciado su reinado, mientras
todavía se estaba fortaleciendo la defensa de Jerusalén, los asirios
sitiaron y tomaron a Samaria, y dispersaron las diez tribus entre las
muchas provincias del reino asirio. El límite de Judá quedaba tan
sólo a pocas millas y Jerusalén a menos de otras cincuenta millas
[ochenta kilómetros], y los ricos despojos que se podrían sacar del
templo eran para el enemigo una tentación a regresar.
Pero el rey de Judá había resuelto hacer su parte en los prepa-
rativos para resistirle; y habiendo realizado todo lo que permitían
el ingenio y la energía del hombre, reunió sus fuerzas y las exhortó
a tener buen ánimo. “Grande es en medio de ti el Santo de Israel”
(
Isaías 12:6
), había sido el mensaje del profeta Isaías para Judá; y
el rey declaraba ahora con fe inquebrantable: “Con nosotros Jehová
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nuestro Dios para ayudarnos, y pelear nuestras batallas.”
No hay nada que inspire tan prestamente fe como el ejercicio
de ella. El rey de Judá se había preparado para la tormenta que se
avecinaba; y ahora, confiando en que la profecía pronunciada contra
los asirios se iba a cumplir, fortaleció su alma en Dios. “Y afirmóse
el pueblo sobre las palabras de Ezechías.”
2 Crónicas 32:8
. ¿Qué
importaba que los ejércitos de Asiria, que acababan de conquistar
las mayores naciones de la tierra, y de triunfar sobre Samaria en
Israel, volviesen ahora sus fuerzas contra Judá? ¿Qué importaba que
se jactasen: “Como halló mi mano los reinos de los ídolos, siendo
sus imágenes más que Jerusalem y Samaria; como hice a Samaria