Página 234 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
manos, tampoco el Dios de Ezechías librará al suyo de mis manos.”
2 Crónicas 32:17
.
La jactanciosa amenaza iba acompañada por este mensaje: “No
te engañe tu Dios en quien tú confías, para decir: Jerusalem no será
entregada en mano del rey de Asiria. He aquí tú has oído lo que han
hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, destruyéndolas; ¿y has
tú de escapar? ¿Libráronlas los dioses de las gentes, que mis padres
destruyeron, es a saber, Gozán, y Harán, y Reseph, y los hijos de
Edén que estaban en Thalasar? ¿Dónde está el rey de Hamath, el rey
de Arphad, el rey de la ciudad de Sepharvaim, de Hena, y de Hiva?”
2 Reyes 19:10-13
.
Cuando el rey de Judá recibió la carta desafiante, la llevó al
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templo, y extendiéndola “delante de Jehová” (
Vers. 14
), oró con fe
enérgica pidiendo ayuda al Cielo para que las naciones de la tierra
supiesen que todavía vivía y reinaba el Dios de los hebreos. Estaba
en juego el honor de Jehová; y él solo podía librarlos.
Ezequías intercedió: “Jehová Dios de Israel, que habitas entre
los querubines, tú solo eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú
hiciste el cielo y la tierra. Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh
Jehová, tus ojos, y mira: y oye las palabras de Sennacherib, que ha
enviado a blasfemar al Dios viviente. Es verdad, oh Jehová, que los
reyes de Asiria han destruído las gentes y sus tierras; y que pusieron
en el fuego a sus dioses, por cuanto ellos no eran dioses, sino obra
de manos de hombres, madera o piedra, y así los destruyeron. Ahora
pues, oh Jehová Dios nuestro, sálvanos, te suplico, de su mano, para
que sepan todos los reinos de la tierra que tú solo, Jehová, eres Dios.”
Vers. 15-19
.
“Oh Pastor de Israel, escucha:
Tú que pastoreas como a ovejas a José,
Que estás entre querubines, resplandece.
Despierta tu valentía delante de Ephraim,
y de Benjamín, y de Manasés,
Y ven a salvarnos.
Oh Dios, haznos tornar;
Y haz resplandecer tu rostro,
y seremos salvos.