Página 243 - Profetas y Reyes (1957)

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Esperanza para los paganos
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con claridad. Acerca del hijo prometido el Señor aseguró que serían
“benditas en él todas las gentes de la tierra.”
Génesis 18:18
. Y más
tarde el visitante celestial volviô a declarar: “En tu simiente serán
benditas todas las gentes de la tierra.”
Génesis 22:18
.
Las condiciones de este pacto que abarcaba a todos eran fami-
liares para los hijos de Abrahán y para los hijos de sus hijos. A fin
de que los israelitas pudiesen ser una bendición para las naciones, y
para que el nombre de Dios se conociese “en toda la tierra” (
Éxodo
9:16
), fueron librados de la servidumbre egipcia. Si obedecían a sus
requerimientos, se verían colocados muy a la vanguardia de los otros
pueblos en cuanto a sabiduría y entendimiento; pero esta supremacía
se alcanzaría y se conservaría tan sólo para que por su medio se
cumpliese el propósito de Dios para “todas las gentes de la tierra.”
Las maravillosas providencias relacionadas con la liberación de
Israel cuando escapó al yugo egipcio y ocupó la tierra prometida,
indujeron a muchos de los paganos a reconocer al Dios de Israel
como el Gobernante supremo. La promesa había sido: “Y sabrán
los Egipcios que yo soy Jehová, cuando extenderé mi mano sobre
Egipto, y sacaré los hijos de Israel de en medio de ellos.”
Éxodo
7:5
. Hasta el orgulloso Faraón se había visto obligado a reconocer
el poder de Jehová e instó así a Moisés y a Aarón: “Id, servid a
Jehová,” “y bendecidme también a mí.”
Éxodo 12:31, 32
.
Mientras avanzaban, las huestes de Israel comprobaron que las
había precedido el conocimiento de las obras poderosas del Dios de
los hebreos, y que algunos de entre los paganos iban aprendiendo
que él solo era el verdadero Dios. En la impía Jericó, éste fué el testi-
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monio de una mujer pagana: “Jehová vuestro Dios es Dios arriba en
los cielos y abajo en la tierra.”
Josué 2:11
. El conocimiento de Jeho-
vá que así había llegado a ella, resultó su salvación. Por la fe, “Rahab
la ramera no pereció juntamente con los incrédulos.”
Hebreos 11:31
.
Y su conversión no fué un caso aislado de la misericordia de Dios
hacia los idólatras que reconocían su autoridad divina. En medio de
aquella tierra, un pueblo numeroso, el de los gabaonitas, renunció a
su paganismo, y uniéndose con Israel participó en las bendiciones
del pacto.
Dios no reconoce distinción por causa de nacionalidad, raza o
casta. El es el Hacedor de toda la humanidad. Por la creación, todos
los hombres pertenecen a una sola familia; y todos constituyen una