Página 244 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
por la redención. Cristo vino para derribar el muro de separación,
para abrir todos los departamentos de los atrios del templo, a fin de
que toda alma tuviese libre acceso a Dios. Su amor es tan amplio,
tan profundo y completo, que lo compenetra todo. Arrebata de la
influencia satánica a aquellos que fueron engañados por sus seduc-
ciones, y los coloca al alcance del trono de Dios, al que rodea el arco
iris de la promesa. En Cristo no hay judío ni griego, ni esclavo ni
hombre libre.
En los años que siguieron a la ocupación de la tierra prometida,
los benéficos designios de Jehová para salvar a los paganos se perdie-
ron casi completamente de vista, y fué necesario que Dios presentase
nuevamente su plan. Inspiró al salmista a cantar: “Acordarse han, y
volveránse a Jehová todos los términos de la tierra; y se humillarán
delante de ti todas las familias de las gentes.” “Vendrán príncipes de
Egipto; Etiopía apresurará sus manos a Dios.” “Entonces temerán
las gentes el nombre de Jehová, y todos los reyes de la tierra tu
gloria.” “Escribirse ha esto para la generación venidera: y el pueblo
que se criará, alabará a Jah. Porque miró de lo alto de su santuario;
Jehová miró de los cielos a la tierra, para oir el gemido de los presos,
para soltar a los sentenciados a muerte; porque cuenten en Sión el
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nombre de Jehová, y su alabanza en Jerusalem, cuando los pueblos
se congregaren en uno, y los reinos, para servir a Jehová.”
Salmos
22:27; 68:31; 102:15, 18-22
.
Si Israel hubiese sido fiel a su cometido, todas las naciones
de la tierra habrían compartido sus bendiciones. Pero el corazón
de aquellos a quienes había sido confiado el conocimiento de la
verdad salvadora no se conmovió por las necesidades de quienes les
rodeaban. Cuando quedó olvidado el propósito de Dios, los paganos
llegaron a ser considerados como estando fuera del alcance de su
misericordia. Se los privó de la luz de la verdad, y prevalecieron las
tinieblas. Un velo de ignorancia cubrió a las naciones; poco se sabía
del amor de Dios y florecían el error y la superstición.
Tal era la perspectiva que arrostraba Isaías cuando fué llamado
a la misión profética; sin embargo no se desalentó, pues repercutía
en sus oídos el coro triunfal de los ángeles en derredor del trono
de Dios: “Toda la tierra está llena de su gloria.”
Isaías 6:3
. Y su fe
fué fortalecida por visiones de las gloriosas conquistas que realizará
la iglesia de Dios, cuando “la tierra será llena del conocimiento de