Página 254 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
esperanza y valor. “El justo en su fe vivirá.” Al servir a Dios, no hay
por qué experimentar abatimiento, vacilación o temor. El Señor hará
más que cumplir las más altas expectativas de aquellos que ponen
su confianza en él. Les dará la sabiduría que exigen sus variadas
necesidades.
Acerca de la abundante provisión hecha para toda alma tentada,
el apóstol Pablo da un testimonio elocuente. Le fué asegurado divi-
namente: “Bástate mi gracia; porque mi potencia en la flaqueza se
perfecciona.” Con gratitud y confianza, el probado siervo de Dios
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contestó: “Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis
flaquezas, porque habite en mí la potencia de Cristo. Por lo cual me
gozo en las flaquezas, en afrentas, en necesidades, en persecucio-
nes, en angustias por Cristo; porque cuando soy flaco, entonces soy
poderoso.”
2 Corintios 12:9, 10
.
Debemos apreciar y cultivar la fe acerca de la cual testificaron
los profetas y los apóstoles, la fe que echa mano de las promesas
de Dios y aguarda la liberación que ha de venir en el tiempo y
de la manera que él señaló. La segura palabra profética tendrá su
cumplimiento final en el glorioso advenimiento de nuestro Señor
y Salvador Jesucristo, como Rey de reyes y Señor de señores. El
tiempo de espera puede parecer largo; el alma puede estar oprimida
por circunstancias desalentadoras; pueden caer al lado del camino
muchos de aquellos en quienes se puso confianza; pero con el profeta
que procuró alentar a Judá en un tiempo de apostasía sin parangón,
declaremos con confianza: “Jehová está en su santo templo: calle
delante de él toda la tierra.”
Habacuc 2:20
. Recordemos siempre el
mensaje animador: “Aunque la visión tardará aún por tiempo, mas al
fin hablará, y no mentirá: aunque se tardare, espéralo, que sin duda
vendrá; no tardará... Mas el justo en su fe vivirá.”
Vers. 3, 4
.
“Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos,
En medio de los tiempos hazla conocer;
En la ira acuérdate de la misericordia.
“Dios vendrá de Temán,
Y el Santo del monte de Parán.
Su gloria cubrió los cielos,
Y la tierra se llenó de su alabanza.