Página 268 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
declaraciones, seguiría hablando claramente contra el pecado de
los encumbrados. Despreciado, odiado, rechazado por los hombres,
iba a presenciar finalmente el cumplimiento literal de sus propias
profecías de ruina inminente, y compartir el pesar y la desgracia que
seguirían a la destrucción de la ciudad condenada.
Sin embargo, en medio de la ruina general en que iba cayendo
rápidamente la nación, se le permitió a menudo a Jeremías mirar
más allá de las escenas angustiadoras del presente y contemplar
las gloriosas perspectivas que ofrecía el futuro, cuando el pueblo
de Dios sería redimido de la tierra del enemigo y transplantado de
nuevo a Sión. Previó el tiempo en que el Señor renovaría su pacto
con ellos, y dijo: “Su alma será como huerto de riego, ni nunca más
tendrán dolor.”
Jeremías 31:12
.
Jeremías mismo escribió, acerca de su llamamiento a la misión
profética: “Extendió Jehová su mano, y tocó sobre mi boca; y díjome
Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he
puesto en este día sobre gentes y sobre reinos, para arrancar y para
destruir, y para arruinar y para derribar, y para edificar y para plantar.”
Jeremías 1:9, 10
.
Gracias a Dios por las palabras “para edificar y para plantar.”
Por su medio, el Señor aseguró a Jeremías que tenía el propósito de
restaurar y sanar. Severos iban a ser los mensajes que debería dar
durante los años que vendrían. Habría de comunicar sin temor las
profecías de los juicios que se acercaban rápidamente. Desde las
llanuras de Sinar iba a soltarse “el mal sobre todos los moradores
de la tierra.” Declaró el Señor: “Proferiré mis juicios contra los que
me dejaron.”
Vers. 14, 16
. Sin embargo, el profeta debía acompañar
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estos mensajes con promesas de perdón para todos los que quisieran
dejar de hacer el mal.
Como sabio perito constructor, desde el mismo comienzo de su
carrera, Jeremías procuró alentar a los hombres de Judá para que,
haciendo obra cabal de arrepentimiento, pusiesen fundamentos an-
chos y profundos para su vida espiritual. Durante mucho tiempo
habían estado edificando con material que el apóstol Pablo comparó
con madera, paja y hojarasca, y que Jeremías mismo llamó “esco-
rias.”
Jeremías 6:29 (VBC)
. Declaró acerca de los que formaban la
nación impenitente: “Plata desechada los llamarán, porque Jehová
los desechó.”
Vers. 30
. Ahora se les dirigían instancias para que