Página 272 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
De manera que “en las ciudades de Judá y en las calles de
Jerusalem,” el mensaje que dirigía Jeremías a Judá era: “Oid las
palabras de este pacto,” es decir los claros preceptos de Jehová como
estaban registrados en las Sagradas Escrituras, “y ponedlas por obra.”
Jeremías 11:6
. Y éste fué el mensaje que proclamó mientras estaba
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en los atrios del templo al comenzar el reinado de Joaquim.
Reseñó brevemente lo experimentado por Israel desde los tiem-
pos del éxodo. El pacto de Dios con el pueblo había sido: “Escuchad
mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo:
y andad en todo camino que os mandare, para que os vaya bien.”
Con desvergüenza y repetidas veces, este pacto había sido violado.
La nación escogida había andado “en sus consejos, en la dureza
de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia adelante.”
Jeremías 7:23, 24
.
Preguntó el Señor: “¿Por qué es este pueblo de Jerusalem rebelde
con rebeldía perpetua?”
Jeremías 8:5
. Según dijo el profeta, había
sido porque no habían obedecido a la voz de Jehová su Dios, y se
habían negado a recibir corrección.
Jeremías 5:3
. Se lamentó así:
“Perdióse la fe, y de la boca de ellos fué cortada.” “Aun la cigüeña
en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina
guardan el tiempo de su venida; mas mi pueblo no conoce el juicio
de Jehová.” “¿No los tengo de visitar sobre estas cosas? dice Jehová.
¿De tal gente no se vengará mi alma?”
Jeremías 7:28; 8:7; 9:9
.
Había llegado el momento de hacer un escrutinio profundo del
corazón. Mientras Josías lo había gobernado, el pueblo había tenido
cierta base de esperanza. Pero él ya no podía interceder en su favor;
porque había caído en la batalla. Los pecados de la nación eran tales
que casi había terminado el tiempo para la intercesión. Declaró el
Señor: “Si Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, mi voluntad
no será con este pueblo: échalos de delante de mí, y salgan. Y será
que si te preguntaren: ¿A dónde saldremos? les dirás: Así ha dicho
Jehová: El que a muerte, a muerte; y el que a cuchillo, a cuchillo;
y el que a hambre, a hambre; y el que a cautividad, a cautividad.”
Jeremías 15:1, 2
.
Negándose a escuchar la invitación misericordiosa que Dios le
extendía ahora, la nación impenitente se exponía a los juicios que
habían caído sobre el reino septentrional de Israel más de un siglo
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antes. El mensaje que se le dirigía ahora era: “Si no me oyereis para