Página 274 - Profetas y Reyes (1957)

Basic HTML Version

270
Profetas y Reyes
consejos y las amonestaciones dadas por instrumentos escogidos no
pueden despreciarse con impunidad.
El mensaje de Jeremías a los sacerdotes y al pueblo despertó el
antagonismo de muchos. Le denunciaron ruidosamente clamando:
“¿Por qué has profetizado en nombre de Jehová, diciendo: Esta casa
será como Silo, y esta ciudad será asolada hasta no quedar morador?
Y juntóse todo el pueblo contra Jeremías en la casa de Jehová.”
Vers.
9
. Sacerdotes, falsos profetas y pueblo se volvieron, airados, contra
el que no quería decirles cosas agradables o profetizarles engaño.
Así fué despreciado el mensaje de Dios, y su siervo, amenazado de
muerte.
Se comunicaron las palabras de Jeremías a los príncipes de
Judá, y ellos fueron apresuradamente del palacio real al templo, para
conocer por sí mismos la verdad del asunto. “Entonces hablaron los
sacerdotes y los profetas a los príncipes y a todo el pueblo, diciendo:
En pena de muerte ha incurrido este hombre; porque profetizó contra
esta ciudad, como vosotros habéis oído con vuestros oídos.”
Vers. 11
.
Pero Jeremías hizo valientemente frente a los príncipes y al pueblo y
declaró: “Jehová me envió a que profetizase contra esta casa y contra
esta ciudad, todas las palabras que habéis oído. Y ahora, mejorad
vuestros caminos y vuestras obras, y oid la voz de Jehová vuestro
Dios, y arrepentiráse Jehová del mal que ha hablado contra vosotros.
En lo que a mí toca, he aquí estoy en vuestras manos: haced de mí
[308]
como mejor y más recto os pareciere. Mas sabed de cierto que, si
me matareis, sangre inocente echaréis sobre vosotros, y sobre esta
ciudad, y sobre sus moradores: porque en verdad Jehová me envió
a vosotros para que dijese todas estas palabras en vuestros oídos.”
Vers. 12-15
.
Si el profeta se hubiese dejado intimidar por la actitud amena-
zante de los que tenían gran autoridad, su mensaje habría quedado
sin efecto, y él mismo habría perdido la vida; pero el valor con que
comunicó la solemne advertencia le granjeó el respeto del pueblo, y
dispuso a los príncipes de Israel en favor suyo. Razonaron con los
sacerdotes y falsos profetas mostrándoles cuán imprudentes serían
las medidas extremas que proponían, y sus palabras produjeron una
reacción en el ánimo del pueblo. Así suscitó Dios defensores para
su siervo.