Página 280 - Profetas y Reyes (1957)

Basic HTML Version

276
Profetas y Reyes
y guardar a un pueblo que rechaza sus consejos y desprecia sus
reprensiones. Demorará tal vez por un tiempo sus castigos; pero no
puede detener su mano para siempre.
Los hijos de Judá se contaban entre aquellos acerca de quienes
Dios había declarado: “Y vosotros seréis mi reino de sacerdotes, y
gente santa.”
Éxodo 19:6
. Nunca, durante su ministerio, se olvidó
Jeremías de la importancia vital que tiene la santidad del corazón en
las variadas relaciones de la vida, y especialmente en el servicio del
Dios altísimo. Previó claramente la caída del reino y la dispersión
de los habitantes de Judá entre las naciones; pero con el ojo de la
fe miró más allá de todo esto, hacia los tiempos de la restauración.
Repercutía en sus oídos la promesa divina: “Yo mismo recogeré el
resto de mi rebaño de todos los países a donde las he echado, y las
haré volver a sus rediles... He aquí que vienen días, dice Jehová, en
que levantaré para David un Vástago justo, el cual reinará como rey,
y prosperará; y ejecutará juicio y justicia en la tierra. En sus días
Judá será salvo, e Israel habitará seguro; y éste es su nombre con el
cual será apellidado: JEHOVÁ, JUSTICIA NUESTRA.”
Jeremías
23:3-6 (VM)
.
[315]
Así las profecías de los juicios venideros llegaban mezcladas
con promesas de una gloriosa liberación final. Los que decidiesen
hacer su paz con Dios, y vivir en santidad en medio de la apostasía
prevaleciente, recibirían fuerza para cada prueba, y serían habilitados
para testificar por él con gran poder. Y en los siglos venideros la
liberación obrada en su favor excedería por su fama la realizada para
los hijos de Israel en tiempo del éxodo. Llegarían días, declaró el
Señor por su profeta, cuando no dirían “más: Vive Jehová que hizo
subir los hijos de Israel de la tierra de Egipto; sino: Vive Jehová que
hizo subir y trajo la simiente de la casa de Israel de tierra del aquilón,
y de todas las tierras adonde los había yo echado; y habitarán en su
tierra.”
Vers. 7, 8
. Tales eran las admirables profecías expresadas
por Jeremías durante los años finales de la historia del reino de Judá,
cuando los babilonios ascendían al gobierno universal, y ya reunían
sus ejércitos sitiadores contra los muros de Sión.
Como la música más dulce, estas promesas de liberación caían
en oídos de aquellos que eran firmes en su adoración de Jehová. En
los hogares de encumbrados y humildes, donde los consejos de un
Dios observador del pacto seguían siendo objeto de reverencia, las