Página 286 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
en arrepentirse sinceramente y confesar sus errores con lágrimas
y amargura en el alma. Esto es lo que Dios requiere; no puede
aceptar sino un corazón quebrantado y un espíritu contrito. Pero el
rey Joaquim y sus señores, en su arrogancia y orgullo, rechazaron
la invitación de Dios. No quisieron escuchar la amonestación ni
arrepentirse. La oportunidad que se les ofreció misericordiosamente
antes que quemaran el rollo sagrado, fué la última. Dios había de-
clarado que si en ese momento se negaban a escuchar su voz, les
infligiría una terrible retribución. Ellos rehusaron oír, y él pronunció
sus juicios finales contra Judá; y el hombre que se había ensalzado
orgullosamente contra el Altísimo iba a ser objeto de su ira especial.
“Por tanto, así ha dicho Jehová, en orden a Joacim rey de Judá:
No tendrá quien se siente sobre el trono de David; y su cuerpo será
echado al calor del día y al hielo de la noche. Y visitaré sobre él,
y sobre su simiente, y sobre sus siervos, su maldad; y traeré sobre
ellos, y sobre los moradores de Jerusalem, y sobre los varones de
Judá, todo el mal que les he dicho.”
Jeremías 36:30, 31
.
El asunto no acabó con la entrega del rollo al fuego. Fué más
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fácil deshacerse de las palabras escritas que de la reprensión y amo-
nestación que contenían y del castigo inminente que Dios había
decretado contra el rebelde Israel. Pero aun el rollo escrito fué re-
producido. El Señor ordenó a su siervo: “Vuelve a tomar otro rollo,
y escribe en él todas las palabras primeras, que estaban en el primer
rollo que quemó Joacim, rey de Judá.” El rollo de las profecías con-
cernientes a Judá y Jerusalén había sido reducido a cenizas; pero
las palabras seguían viviendo en el corazón de Jeremías “como un
fuego ardiente,” y se permitió al profeta que reprodujera lo que la
ira del hombre había querido destruir.
Tomando otro rollo, Jeremías lo dió a Baruc, “y escribió en
él de boca de Jeremías todas las palabras del libro que quemó en
el fuego Joacim rey de Judá; y aun fueron añadidas sobre ellas
muchas otras palabras semejantes.”
Vers. 28, 32
. La ira del hombre
había procurado suprimir las labores del profeta de Dios; pero el
mismo recurso por medio del cual Joaquim había intentado limitar
la influencia del siervo de Jehová, le dió mayor oportunidad de
presentar claramente los requerimientos divinos.
El espíritu de oposición a la reprensión, que condujo a la perse-
cución y encarcelamiento de Jeremías, existe hoy. Muchos se niegan