Página 298 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
quedar oculta del pueblo de Israel y de Judá por causa de sus pecados,
para no serles ya devuelta. Esa arca sagrada está todavía escondida.
No ha sido tocada desde que fué puesta en recaudo.
Durante muchos años, Jeremías se había destacado ante el pueblo
como testigo fiel de Dios; y cuando la ciudad condenada estaba a
punto de caer en manos de los paganos consideró terminada su obra
e intentó salir; pero se lo impidió el hijo de uno de los falsos profetas,
quien informó que Jeremías estaba por unirse a los babilonios, a
quienes, repetidamente, había instado a los hombres de Judá que
se sometieran. El profeta negó la calumniosa acusación, pero “los
príncipes se airaron contra Jeremías, y azotáronle, y pusiéronle en
prisión.”
Vers. 15
.
Las esperanzas que habían nacido en los corazones de los prínci-
pes y del pueblo cuando los ejércitos de Nabucodonosor se volvieron
hacia el sur para hacer frente a los egipcios, quedaron pronto des-
truídas. La palabra de Jehová había sido: “He aquí que estoy yo
contra ti, Faraón rey de Egipto.”
Ezequiel 29:3 (VM)
. El poderío de
Egipto no era sino una caña cascada. La Inspiración había declara-
do: “Sabrán todos los moradores de Egipto que yo soy Jehová, por
cuanto fueron bordón de caña a la casa de Israel.” “Fortificaré pues
los brazos del rey de Babilonia, y los brazos de Faraón caerán; y
sabrán que yo soy Jehová, cuando yo pusiere mi espada en la mano
del rey de Babilonia, y él la extendiere sobre la tierra de Egipto.”
Ezequiel 29:6; 30:25
.
Mientras los príncipes de Judá seguían esperando vanamente
el auxilio de Egipto, el rey Sedequías se acordó con ansioso pre-
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sentimiento del profeta de Dios que había sido echado en la cárcel.
Después de muchos días, el rey le mandó buscar y le preguntó en
secreto: “¿Hay palabra de Jehová?” Jeremías contestó: “Hay. Y dijo
más: En mano del rey de Babilonia serás entregado.
“Dijo también Jeremías al rey Sedechías: ¿En qué pequé contra
ti, y contra tus siervos, y contra este pueblo, para que me pusieseis
en la casa de la cárcel? ¿Y dónde están vuestros profetas que os pro-
fetizaban, diciendo: No vendrá el rey de Babilonia contra vosotros,
ni contra esta tierra? Ahora pues, oye, te ruego, oh rey mi señor:
caiga ahora mi súplica delante de ti, y no me hagas volver a casa de
Jonathán escriba, porque no me muera allí.”
Jeremías 37:17-20
.