Página 30 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
diste a sus padres, hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa
que he edificado a tu nombre; tú oirás desde los cielos, desde el
lugar de tu morada, su oración y su ruego, y ampararás su causa, y
perdonarás a tu pueblo que pecó contra ti.
“Ahora pues, oh Dios mío, ruégote estén abiertos tus ojos, y
atentos tus oídos a la oración en este lugar. Oh Jehová Dios, levántate
ahora para habitar en tu reposo, tú y el arca de tu fortaleza; sean, oh
Jehová Dios, vestidos de salud tus sacerdotes, y gocen de bien tus
santos. Jehová Dios, no hagas volver el rostro de tu ungido: acuérdate
de las misericordias de David tu siervo.”.
2 Crónicas 6:14-42
.
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Cuando Salomón terminó su oración, “el fuego descendió de los
cielos, y consumió el holocausto y las víctimas.” Los sacerdotes no
podían entrar en el templo, porque “la gloria de Jehová hinchió la
casa.” “Y como vieron todos los hijos de Israel ... la gloria de Jehová
sobre la casa, cayeron en tierra sobre sus rostros en el pavimento,
y adoraron, confesando a Jehová y diciendo: Que es bueno, que su
misericordia es para siempre.”
Entonces el rey y el pueblo ofrecieron sacrificios delante de
Jehová. “Así dedicaron la casa de Dios el rey y todo el pueblo.”.
2
Crónicas 7:1-5
. Durante siete días las multitudes de todas partes del
reino, desde los confines “de Hamath hasta el arroyo de Egipto,”
“una grande congregación,” celebraron un alegre festín. La semana
siguiente fué dedicada por la muchedumbre feliz a observar la fiesta
de las cabañas. Al fin del plazo de reconsagración y regocijo, todos
regresaron a sus hogares, “alegres y gozosos de corazón por los
beneficios que Jehová había hecho a David, y a Salomón, y a su
pueblo Israel.”.
2 Crónicas 7:8, 10
.
El rey había hecho cuanto estaba en su poder por alentar al pueblo
a entregarse por completo a Dios y a su servicio y a magnificar su
santo nombre. Y nuevamente, como sucediera en Gabaón al principio
de su reinado, recibió el gobernante de Israel una evidencia de la
aceptación y la bendición divinas. En una visión nocturna, el Señor
se le apareció y le dió este mensaje: “Yo he oído tu oración, y he
elegido para mí este lugar por casa de sacrificio. Si yo cerrare los
cielos, que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la
tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; si se humillare mi pueblo,
sobre los cuales mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi
rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré