Página 334 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
Lo experimentado aquel día indujo a Nabucodonosor a pro-
mulgar un decreto, “que todo pueblo, nación, o lengua, que dijere
blasfemia contra el Dios de Sadrach, Mesach, y Abednego, sea des-
cuartizado, y su casa sea puesta por muladar.” Y expresó así la razón
por la cual dictaba un decreto tal: “Por cuanto no hay dios que pueda
librar como éste.”
Con estas palabras y otras semejantes, el rey de Babilonia pro-
curó difundir en todos los pueblos de la tierra su convicción de que
el poder y la autoridad del Dios de los hebreos merecían adoración
suprema. Y agradó a Dios el esfuerzo del rey por manifestarle re-
verencia y por hacer llegar la confesión real de fidelidad a todo el
reino babilónico .
Era correcto que el rey hiciese una confesión pública, y procurase
exaltar al Dios de los cielos sobre todos los demás dioses; pero al
intentar obligar a sus súbditos a hacer una confesión de fe similar a
la suya y a manifestar la misma reverencia que él, Nabucodonosor
se excedía de su derecho como soberano temporal. No tenía más
derecho, civil o moral, de amenazar de muerte a los hombres por no
adorar a Dios, que lo había tenido para promulgar un decreto que
consignaba a las llamas a cuantos se negasen a adorar la imagen de
oro. Nunca compele Dios a los hombres a obedecer. Deja a todos
libres para elegir a quien quieren servir.
Mediante la liberación de sus fieles siervos, el Señor declaró
que está de parte de los oprimidos, y reprende a todos los poderes
terrenales que se rebelan contra la autoridad del Cielo. Los tres
hebreos declararon a toda la nación de Babilonia su fe en Aquel
a quien adoraban. Confiaron en Dios. En la hora de su prueba
recordaron la promesa: “Cuando pasares por las aguas, yo seré
contigo; y por los ríos, no te anegarán. Cuando pasares por el fuego,
no te quemarás, ni la llama arderá en ti.”
Isaías 43:2
. Y de una manera
maravillosa su fe en la Palabra viviente fué honrada a la vista de
todos. Las nuevas de su liberación admirable fueron transmitidas a
muchos países por los representantes de las diferentes naciones que
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Nabucodonosor había invitado a la dedicación. Mediante la fidelidad
de sus hijos, Dios fué glorificado en toda la tierra.
Importantes son las lecciones que debemos aprender de lo ex-
perimentado por los jóvenes hebreos en la llanura de Dura. En esta
época nuestra, muchos de los siervos de Dios, aunque inocentes de