En el foso de los leones
355
tiempo creía estables y duraderos,—se desvaneció y ¡cuán comple-
tamente! Pereció “como la flor de la hierba.”
Santiago 1:10
. Así
perecieron el reino medo-persa, y los imperios de Grecia y de Ro-
ma. Y así perece todo lo que no está fundado en Dios. Sólo puede
perdurar lo que se vincula con su propósito y expresa su carácter.
Sus principios son lo único firme que conoce nuestro mundo.
Un estudio cuidadoso de cómo se cumple el propósito de Dios en
la historia de las naciones y en la revelación de las cosas venideras,
nos ayudará a estimar en su verdadero valor las cosas que se ven
y las que no se ven, y a comprender cuál es el verdadero objeto de
la vida. Considerando así las cosas de este tiempo a la luz de la
eternidad, podremos, como Daniel y sus compañeros, vivir por lo
que es verdadero, noble y perdurable. Y al aprender en esta vida a
reconocer los principios del reino de nuestro Señor y Salvador, el
reino bienaventurado que ha de durar para siempre, podemos ser
preparados para entrar con él a poseerlo cuando venga.
[404]