Página 408 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
Uno de los presentes, llamado Sechanías, reconoció la verdad
de todas las palabras dichas por Esdras. Confesó: “Nosotros hemos
prevaricado contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras
de los pueblos de la tierra: mas hay aún esperanza para Israel sobre
esto.” Sechanías propuso que todos los que habían transgredido se
comprometieran ante Dios a abandonar su pecado, y a ser juzgados
“conforme a la ley.” Dió esta invitación a Esdras: “Levántate, porque
a ti toca el negocio, y nosotros seremos contigo; esfuérzate.” “Enton-
ces se levantó Esdras, y juramentó a los príncipes de los sacerdotes
y de los Levitas, y a todo Israel, que harían conforme a esto.”
Vers.
2-5
.
Tal fué el comienzo de una reforma admirable. Con infinita pa-
ciencia y tacto, y con una cuidadosa consideración de los derechos y
el bienestar de todos los afectados, Esdras y sus asociados procura-
ron conducir por el camino correcto a los penitentes de Israel. Sobre
todo lo demás, Esdras enseñó la ley; y mientras dedicaba su aten-
ción personal a examinar cada caso, procuraba hacer comprender al
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pueblo la santidad de la ley, así como las bendiciones que podían
obtenerse por la obediencia.
Dondequiera que actuase Esdras, revivía el estudio de las Santas
Escrituras. Se designaban maestros para que instruyesen al pue-
blo; se exaltaba y se honraba la ley del Señor. Se escudriñaban los
libros de los profetas, y los pasajes que predecían la llegada del
Mesías infundían esperanza y consuelo a muchos corazones tristes
y agobiados.
Han transcurrido más de dos mil años desde que Esdras aplicó
“su corazón a la búsqueda de la ley” de Jehová y a “su práctica,” pero
el transcurso del tiempo no ha disminuído la influencia de su ejemplo
piadoso. A través de los siglos, la historia de su vida de consagración
inspiró a muchos la determinación de buscar y practicar esa misma
ley.
Esdras 7:10
.
Los motivos de Esdras eran elevados y santos; en todo lo que
hacía era impulsado por un profundo amor hacia las almas. La com-
pasión y la ternura que revelaba hacia los que habían pecado, fuese
voluntariamente o por ignorancia, debe ser una lección objetiva para
todos los que procuran realizar reformas. Los siervos de Dios deben
ser tan firmes como una roca en lo que se refiere a los principios
correctos; y con todo han de manifestar simpatía y tolerancia. Como