Página 428 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
Estas palabras fueron pronunciadas en presencia de toda la con-
gregación. Si los gobernadores hubiesen querido justificarse, tenían
oportunidad de hacerlo. Pero no ofrecieron excusa alguna. Declara-
ron: “Devolveremos, y nada les demandaremos; haremos así como
tú dices.” Oyendo esto, Nehemías, en presencia de los sacerdotes, los
juramentó “que harían conforme a esto... Y respondió toda la con-
gregación: ¡Amén! Y alabaron a Jehová. Y el pueblo hizo conforme
a esto.”
Este relato enseña una lección importante. “El amor del dinero
es la raíz de todos los males.”
1 Timoteo 6:10
. En esta generación,
el deseo de ganancias es la pasión absorbente. Con frecuencia las
riquezas se obtienen por fraude. Multitudes están luchando con
la pobreza, obligadas a trabajar arduamente por un salario ínfimo,
que no suple siquiera las necesidades primordiales de la vida. El
trabajo y las privaciones, sin esperanza de cosas mejores, hacen muy
pesada la carga. Agotados y oprimidos, los pobres no saben dónde
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buscar alivio. ¡Y todo esto para que los ricos puedan sufragar su
extravagancia o satisfacer su deseo de acumular más riquezas!
El amor al dinero y a la ostentación han hecho de este mundo una
cueva de ladrones. Las Escrituras describen la codicia y la opresión
que prevalecerán precisamente antes de la segunda venida de Cristo.
Santiago escribe: “Ea ya ahora, oh ricos... Os habéis allegado tesoro
para en los postreros días. He aquí, el jornal de los obreros que han
segado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado
de vosotros, clama; y los clamores de los que habían segado, han
entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en
deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis cebado vuestros
corazones como en el día de sacrificios. Habéis condenado y muerto
al justo; y él no os resiste.”
Santiago 5:1-6
.
Aun entre los que profesan andar en el temor del Señor, hay
quienes siguen todavía la conducta de los nobles de Israel. Por el
hecho de que pueden hacerlo, exigen más de lo justo, y se vuelven
así opresores. Y porque hay avaricia y traición en la vida de los que
llevan el nombre de Cristo, porque la iglesia conserva en sus libros
los nombres de aquellos que adquirieron sus posesiones mediante
injusticias, se desprecia la religión de Cristo. El despilfarro, las
ganancias excesivas y la extorsión están corrompiendo la fe de
muchos y destruyendo su espiritualidad. La iglesia es en gran medida