Página 432 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
Porque sobornado fué para hacerme temer así, y que pecase, y le
sirviera de mal nombre con que fuera yo infamado.”
El pérfido consejo dado por Semaías fué secundado por más de
un hombre de gran reputación que, mientras profesaba ser amigo
de Nehemías, se había aliado secretamente con sus enemigos. Pero
tendieron inútilmente su lazo. La intrépida respuesta de Nehemías
fué: “¿Un hombre como yo ha de huir? ¿y quién, que como yo fuera,
entraría al templo para salvar la vida? No entraré.”
No obstante las maquinaciones de sus enemigos, abiertos o se-
cretos, la obra de construcción seguía firmemente adelante, y en
menos de dos meses después de la llegada de Nehemías a Jerusalén,
la ciudad estaba ceñida de sus defensas, y los edificadores podían
andar por la muralla y mirar hacia abajo a sus enemigos derrotados
y asombrados. “Como lo oyeron todos nuestros enemigos—escribe
Nehemías,—temieron todas las gentes que estaban en nuestros alre-
dedores, y abatiéronse mucho sus ojos, y conocieron que por nuestro
Dios había sido hecha esta obra.”
Sin embargo, esta evidencia de la mano directora del Señor no
bastó para evitar el descontento, la rebelión y la traición entre los
israelitas. “Iban muchas cartas de los principales de Judá a Tobías,
y las de Tobías venían a ellos. Porque muchos en Judá se habían
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conjurado con él, porque era yerno de Sechanías.” En esto se ven
los malos resultados del casamiento con idólatras. Una familia de
Judá se había vinculado con los enemigos de Dios, y la relación
establecida resultaba en una trampa. Muchos habían hecho lo mismo.
Estos, como la turba mixta que había subido de Egipto con Israel,
eran una fuente de constantes dificultades. No servían a Dios con
todo su corazón; y cuando la obra de él exigía un sacrificio, estaban
listos para violar su solemne juramento de cooperación y apoyo.
Algunos de los que más se habían destacado para maquinar daño
contra los judíos manifestaron entonces el deseo de vivir en amistad
con ellos. Los nobles de Judá que se habían enredado casándose con
idólatras, y que habían sostenido correspondencia traicionera con
Tobías y jurado servirle, se pusieron a alabarle como hombre capaz
y previsor, con quien sería ventajoso que los judíos se aliasen. Al
mismo tiempo, seguían traicionando y le transmitían los planes y
movimientos de Nehemías. De esta manera la obra del pueblo de
Dios estaba expuesta a los ataques de sus enemigos, y se creaban