Página 473 - Profetas y Reyes (1957)

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“La casa de Israel”
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Así, en la noche de tinieblas espirituales, la gloria de Dios debe
resplandecer mediante la obra que hace su iglesia al levantar al
abatido y al consolar a los que lloran.
En todo nuestro derredor se oye el llanto de un mundo afligido.
Por todos lados hay menesterosos y angustiados. Nos incumbe aliviar
y suavizar las asperezas y miserias de la vida. Sólo el amor de
Cristo puede satisfacer las necesidades del alma. Si Cristo mora en
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nosotros, nuestro corazón rebosará de simpatía divina. Se abrirán
los manantiales sellados de un amor ferviente como el de Cristo.
Son muchos los que han quedado sin esperanza. Devolvámosles
la alegría. Muchos se han desanimado. Dirijámosles palabras de
aliento. Oremos por ellos. Hay quienes necesitan el pan de vida.
Leámosles la Palabra de Dios. Muchos tienen el alma aquejada
por una enfermedad que ningún bálsamo ni médico puede curar.
Roguemos por estas almas. Llevémoslas a Jesús. Digámosles que
en Galaad hay bálsamo y Médico.
La luz es una bendición universal que derrama sus tesoros sobre
un mundo ingrato, profano y desmoralizado. Lo mismo hace la luz
del Sol de Justicia. Toda la tierra, que está rodeada por las tinieblas
del pecado, de la tristeza y del dolor, debe ser iluminada por el
conocimiento del amor de Dios. Ninguna secta, categoría ni clase
de personas debe ser excluída de la luz que resplandece del trono
celestial.
El mensaje de esperanza y misericordia debe ser proclamado
hasta los últimos confines de la tierra. Todo aquel que quiera puede
extender la mano, asirse de la fortaleza de Dios, reconciliarse con
él y obtener paz. Ya no deben quedar los paganos envueltos en
obscuridad de medianoche. La lobreguez debe desaparecer ante los
brillantes rayos del Sol de Justicia.
Cristo ha tomado toda medida necesaria para que su iglesia
sea un cuerpo transformado, iluminado por la Luz del mundo, en
posesión de la gloria de Emmanuel. El se propone que todo cristiano
esté rodeado de una atmósfera espiritual de luz y de paz. Desea que
revelemos su gozo en nuestra vida.
“Levántate, resplandece; que ha venido tu lumbre, y la gloria
de Jehová ha nacido sobre ti.”
Isaías 60:1
. Cristo viene con poder
y grande gloria. Viene con su propia gloria, y con la del Padre. Y
le acompañarán los santos ángeles. Mientras todo el mundo esté