Página 56 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
y se oscurecerán los que miran por las ventanas;
y las puertas de afuera se cerrarán,
por la bajeza de la voz de la muela;
y levantaráse a la voz del ave,
y todas las hijas de canción serán humilladas;
cuando también temerán de lo alto,
y los tropezones en el camino;
y florecerá el almendro,
y se agravará la langosta,
y perderáse el apetito:
porque el hombre va a la casa de su siglo,
y los endechadores andarán en derredor por la plaza:
antes que la cadena de plata se quiebre,
y se rompa el cuenco de oro,
y el cántaro se quiebre junto a la fuente,
y la rueda sea rota sobre el pozo;
y el polvo se torne a la tierra, como era,
y el espíritu se vuelva a Dios, que lo dió.”
Eclesiastés 12:1-7
.
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La vida de Salomón rebosa de advertencias, no sólo para los
jóvenes sino también para los de edad madura y para los que van
descendiendo por la vertiente de la vida hacia su ocaso. Oímos hablar
de la inestabilidad de los jóvenes que vacilan entre el bien y el mal,
así como de las corrientes de las malas pasiones que los vencen.
En los de edad más madura, no esperamos ver esta inestabilidad
e infidelidad; contamos con que su carácter se habrá establecido
y arraigado firmemente en los buenos principios. Pero no siempre
sucede así. Cuando Salomón debiera haber tenido un carácter fuerte
como un roble, perdió su firmeza y cayó bajo el poder de la tentación.
Cuando su fortaleza debiera haber sido inconmovible, fué cuando
resultó más endeble.
De tales ejemplos debemos aprender que en la vigilancia y la
oración se halla la única seguridad para jóvenes y ancianos. Esta
seguridad no se encuentra en los altos cargos ni en los grandes
privilegios. Uno puede haber disfrutado durante muchos años de
una experiencia cristiana genuina, y seguir, sin embargo, expuesto
a los ataques de Satanás. En la batalla con el pecado íntimo y las
tentaciones de afuera, aun el sabio y poderoso Salomón fué vencido.