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Profetas y Reyes
Mientras los victoriosos ejércitos de Judá y Benjamín regresaban
a Jerusalén, “fué el espíritu de Dios sobre Azarías hijo de Obed;
y salió al encuentro a Asa, y díjole: Oídme, Asa, y todo Judá y
Benjamín: Jehová es con vosotros, si vosotros fuereis con él: y si
le buscareis, será hallado de vosotros; mas si le dejareis, él también
os dejará.” “Esforzaos empero vosotros, y no desfallezcan vuestras
manos; que salario hay para vuestra obra.”
2 Crónicas 15:1, 2, 7
.
Muy alentado por estas palabras, Asa no tardó en iniciar una
segunda reforma en Judá. “Quitó las abominaciones de toda la tierra
de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que él había tomado en el
monte de Ephraim; y reparó el altar de Jehová que estaba delante
del pórtico de Jehová.
“Después hizo juntar a todo Judá y Benjamín, y con ellos los
extranjeros de Ephraim, y de Manasés, y de Simeón: porque muchos
de Israel se habían pasado a él, viendo que Jehová su Dios era con él.
Juntáronse pues en Jerusalem en el mes tercero del año décimoquinto
del reinado de Asa. Y en aquel mismo día sacrificaron a Jehová, de
los despojos que habían traído, setecientos bueyes y siete mil ovejas.
Y entraron en concierto de que buscarían a Jehová el Dios de sus
padres, de todo su corazón y de toda su alma... Y fué hallado de
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ellos; y dióles Jehová reposo de todas partes.”
Vers. 8-12, 15
.
Los largos anales de un servicio fiel prestado por Asa quedaron
manchados por algunos errores cometidos en ocasiones en que no
puso toda su confianza en Dios. Cuando, en cierta ocasión, el rey
de Israel invadió el reino de Judá y se apoderó de Rama, ciudad
fortificada situada a tan sólo ocho kilómetros de Jerusalén, Asa pro-
curó su liberación mediante una alianza con Ben-adad, rey de Siria.
Esta falta de confianza en Dios solo en un momento de necesidad
fué reprendida severamente por el profeta Hanani, quien se presentó
delante de Asa con este mensaje:
“Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en
Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus
manos. Los Etíopes y los Libios, ¿no eran un ejército numerosísimo,
con carros y muy mucha gente de a caballo? con todo, porque te
apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos. Porque los ojos de
Jehová contemplan toda la tierra, para corroborar a los que tienen
corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto; porque
de aquí adelante habrá guerra contra ti.”
2 Crónicas 16:7-9
.