Página 77 - Profetas y Reyes (1957)

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La apostasía nacional
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En vez de humillarse delante de Dios por haber cometido este
error, “enojado Asa contra el vidente, echólo en la casa de la cárcel,
porque fué en extremo conmovido a causa de esto. Y oprimió Asa
en aquel tiempo algunos del pueblo.”
Vers. 10
.
“El año treinta y nueve de su reinado enfermó Asa de los pies
para arriba, y en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los mé-
dicos.”
Vers. 12
. El rey murió el cuadragésimo primer año de su
reinado y le sucedió Josafat, su hijo.
Dos años antes de la muerte de Asa, Acab comenzó a gobernar
en el reino de Israel. Desde el principio, su reinado quedó señalado
por una apostasía extraña y terrible. Su padre, Omri, fundador de
Samaria, “hizo lo malo a los ojos de Jehová, e hizo peor que todos
los que habían sido antes de él” (
1 Reyes 16:25
); pero los pecados
de Acab fueron aun mayores. “Añadió Achab haciendo provocar
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a ira a Jehová Dios de Israel, más que todos los reyes de Israel
que antes de él habían sido.” Actuó como si le fuera “ligera cosa
andar en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat.”
Vers. 33, 31
.
No conformándose con el aliento que daba a las formas de culto
religioso que se seguían en Betel y Dan, encabezó temerariamente al
pueblo en el paganismo más grosero, y reemplazó el culto de Jehová
por el de Baal.
Habiendo tomado por esposa a Jezabel, “hija de Ethbaal rey de
los Sidonios” y sumo sacerdote de Baal, Acab “sirvió a Baal, y lo
adoró. E hizo altar a Baal, en el templo de Baal que él edificó en
Samaria.”
Vers. 31, 32
.
No sólo introdujo Acab el culto de Baal en la capital, sino que
bajo la dirección de Jezabel erigió altares paganos en muchos “altos,”
donde, a la sombra de los bosquecillos circundantes, los sacerdotes y
otros personajes relacionados con esta forma seductora de la idolatría
ejercían su influencia funesta, hasta que casi todo Israel seguía en
pos de Baal. “A la verdad ninguno fué como Achab, que se vendiese
a hacer lo malo a los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo
incitaba. El fué en grande manera abominable, caminando en pos
de los ídolos, conforme a todo lo que hicieron los Amorrheos, a los
cuales lanzó Jehová delante de los hijos de Israel.”
1 Reyes 21:25,
26
.
Acab carecía de fuerza moral. Su casamiento con una mujer
idólatra, de un carácter decidido y temperamento positivo, fué desas-