Página 122 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Palabras de Vida del Gran Maestro
de Dios y las reclaman. Querubines, serafines y ángeles, podero-
sos en fortaleza—millares de millares y millones de millones—,
se hallan a su diestra, “todos espíritus ministradores, enviados para
servicio a favor de los que han de heredar la salvación”
Estos mensajeros angelicales llevan un fiel registro de las pala-
bras y los hechos de los hijos de los hombres. Cada acto de crueldad
o injusticia ejecutado contra los hijos de Dios, todo lo que ellos
tienen que sufrir por causa del poder de los obradores de maldad, se
registra en los cielos.
“¿Y Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día
y noche, aunque sea longánime acerca de ellos? Os digo que los
defenderá presto”.
“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande remune-
ración de galardón; porque la paciencia os es necesaria; para que,
habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque
aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará”
“Mirad
cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando
con paciencia, hasta que reciba la lluvia temprana y tardía. Tened
también vosotros paciencia; confirmad vuestros corazones: porque
la venida del Señor se acerca”
La longanimidad de Dios es maravillosa. La justicia espera largo
tiempo mientras la misericordia suplica al pecador. Pero “justicia
y juicio son el asiento de su trono”
“Jehová es tardo para la ira”,
pero es “grande en poder, y no tendrá al culpado por inocente. Jehová
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marcha entre tempestad y turbión, y las nubes son el polvo de sus
pies”
El mundo ha llegado a ser temerario en la transgresión de la
ley de Dios. A causa de la larga clemencia divina, los hombres
han pisoteado su autoridad. Se han fortalecido mutuamente en la
opresión y la crueldad que ejercen contra su herencia, diciendo:
“¿Cómo sabe Dios? ¿Y hay conocimiento en lo alto?
Pero existe
una línea que no pueden traspasar. Se acerca el tiempo en que
llegarán al límite prescrito. Aun ahora casi han pasado los límites
de la paciencia de Dios, los límites de su gracia y misericordia. El
Señor se interpondrá para defender su propio honor, para librar a su
pueblo, y para reprimir los desmanes de la injusticia.
En los días de Noé, los hombres habían descuidado la ley de
Dios hasta que casi todo recuerdo del Creador había desaparecido de