Página 123 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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La fuente del poder vencedor
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la tierra. Su iniquidad alcanzó tal grado que el Señor trajo un diluvio
sobre la tierra que arrasó a todos sus impíos habitantes.
En diversas edades el Señor ha hecho conocer la forma en que
obra. Cuando ha llegado una crisis, él se ha manifestado, y se ha
interpuesto para estorbar la ejecución de los planes de Satanás. En el
caso de naciones, familias e individuos, permitió a menudo que las
cosas llegaran a una crisis, y entonces su intervención se efectuó en
forma notable. En esas ocasiones él ha manifestado que hay un Dios
en Israel que hará que su ley permanezca incólume y defenderá a su
pueblo.
En este tiempo en que prevalece la iniquidad, podemos saber que
la última crisis está por llegar. Cuando el desafío a la ley de Dios
sea casi universal, cuando su pueblo esté oprimido y afligido por sus
semejantes, el Señor se interpondrá.
Se acerca el tiempo en que él dirá: “Anda, pueblo mío, éntrate en
tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un
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momento, en tanto que pasa la ira. Porque he aquí que Jehová sale
de su lugar para visitar la maldad del morador de la tierra contra él; y
la tierra descubrirá sus sangres, y no más encubrirá sus muertos”
Puede ser que hombres que pretenden ser cristianos defrauden y
opriman ahora al pobre; roben a las viudas y a los huérfanos; se
inspiren de ira satánica porque no pueden dominar las conciencias de
los hijos de Dios; pero por todo esto Dios los llamará a juicio. “Juicio
sin misericordia será hecho con aquel que no hiciere misericordia”
No pasará mucho tiempo antes que ellos estén ante el Juez de toda
la tierra para rendir cuenta del dolor que han causado a los cuerpos
y las almas de los que forman la herencia divina. Pueden ahora
permitirse falsas acusaciones, pueden ridiculizar a aquellos que Dios
ha señalado para hacer su obra. Pueden enviar a los creyentes en
Dios a la cárcel, a los trabajos forzados, al destierro, a la muerte;
pero por toda angustia infligida, por toda lágrima vertida, tendrán
que dar cuenta. Dios les pagará doblemente por sus pecados. Con
respecto a Babilonia, el símbolo de la iglesia apóstata, Dios dice a
sus ministros de juicio: “Sus pecados han llegado hasta el cielo, y
Dios se ha acordado de sus maldades. Tornadle a dar como ella os
ha dado, y pagadle al doble según su obra; en el cáliz que ella os dio
a beber, dadle a beber doblado”