Página 13 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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La enseñanza más eficaz
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multitud que lo rodeaba, dijo: “Mas buscad primeramente el reino
de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”
Así interpretó Cristo el mensaje que él mismo había puesto en
los lirios y la hierba del campo. El desea que lo leamos en cada
lirio y en cada brizna de hierba. Sus palabras se hallan llenas de
seguridad, y tienden a afianzar la confianza en Dios.
Tan amplia era la visión que Cristo tenía de la verdad, tan vasta
su enseñanza, que cada aspecto de la naturaleza era empleado en
ilustrar la verdad. Las escenas sobre las cuales la vista reposaba
diariamente, se hallaban relacionadas con alguna verdad espiritual,
de manera que la naturaleza se halla vestida con las parábolas del
Maestro.
En la primera parte de su ministerio, Cristo había hablado a la
gente en palabras tan claras, que todos sus oyentes podían haber en-
tendido las verdades que los hubieran hecho sabios para la salvación.
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Pero en muchos corazones la verdad no había echado raíces y había
sido prestamente arrancada. “Por eso les hablo en parábolas—dijo
él—, porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden... Por-
que el corazón de este pueblo está engrosado, y de los oídos oyen
pesadamente, y de sus ojos guiñan”
Jesús quiso incitar el espíritu de investigación. Trató de despertar
a los descuidados, e imprimir la verdad en el corazón. La enseñanza
en parábolas era popular, y suscitaba el respeto y la atención, no
solamente de los judíos, sino de la gente de otras nacionalidades.
No podía él haber empleado un método de instrucción más eficaz.
Si sus oyentes hubieran anhelado un conocimiento de las cosas
divinas habrían podido entender sus palabras; porque él siempre
estaba dispuesto a explicarlas a los investigadores sinceros.
Otra vez Cristo tenía verdades para presentar, que la gente no
estaba preparada para aceptar, ni aun para entender. Por esta razón
también él les enseñó en parábolas. Relacionando sus enseñanzas
con las escenas de la vida, la experiencia o la naturaleza, cautivaba
su atención e impresionaba sus corazones. Más tarde, cuando ellos
miraban los objetos que ilustraban sus lecciones, recordaban las
palabras del divino Maestro. Para las mentes abiertas al Espíritu
Santo, el significado de la enseñanza del Salvador se desarrollaba
más y más. Los misterios se aclaraban, y aquello que había sido
difícil de entender se tornaba evidente.