Página 15 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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La enseñanza más eficaz
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para satisfacer la curiosidad o para gratificar las ambiciones de los
hombres abriéndoles las puertas a las grandezas mundanas. En toda
su enseñanza, Cristo puso la mente del hombre en contacto con la
Mente infinita. No indujo a sus oyentes a estudiar las teorías de
los hombres acerca de Dios, su Palabra o sus obras. Les enseñó a
contemplarlo tal como se manifestaba en sus obras, en su Palabra y
por sus providencias.
Cristo no trató de teorías abstractas, sino de aquello que es esen-
cial para el desarrollo del carácter, aquello que aumenta la capacidad
del hombre para conocer a Dios y amplía su eficiencia para lo bueno.
Habló a los hombres de aquellas verdades que tienen que ver con la
conducta de la vida y que abarcan la eternidad.
Fue Cristo el que dirigió la educación de Israel. Con respecto a
los mandamientos y ordenanzas del Señor él dijo: “Las repetirás a
tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el
camino, y al acostarte, y cuando te levantes: y has de atarlas por señal
en tu mano, y estarán por frontales entre tus ojos: y las escribirás en
los postes de tu casa, y en tus portadas”
En su propia enseñanza,
Jesús mostró cómo había de cumplirse este mandamiento, cómo
pueden presentarse las leyes y principios del reino de Dios para
revelar su belleza y preciosura. Cuando el Señor estaba preparando
a los hijos de Israel para que fueran sus representantes especiales,
les dio hogares situados entre las colinas y los valles. En su vida
en el hogar y en su servicio religioso se ponían constantemente en
contacto con la naturaleza y con la Palabra de Dios. Así también
Cristo enseñaba a sus discípulos junto al lago, sobre la ladera de la
montaña, en los campos y arboledas, donde pudieran mirar las cosas
de la naturaleza con las cuales ilustraba sus enseñanzas. Y mientras
aprendían de Cristo, usaban sus conocimientos cooperando con él
en su obra.
De esta suerte, mediante la creación hemos de familiarizarnos
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con el Creador. El libro de la naturaleza es un gran libro de texto,
que debemos usar conjuntamente con las Escrituras para enseñar
a los demás acerca del carácter de Dios y para guiar a las ovejas
perdidas de vuelta al aprisco del Señor. Mientras se estudian las
obras de Dios, el Espíritu Santo imparte convicción a la mente. No
se trata de la convicción que producen los razonamientos lógicos;
y a menos que la mente haya llegado a estar demasiado oscurecida