Página 156 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Palabras de Vida del Gran Maestro
la palabra de Dios; mas pues que la desecháis, y os juzgáis indignos
de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles. Porque así
nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los
gentiles, para que seas salud hasta lo postrero de la tierra. Y los
gentiles oyendo esto, fueron gozosos, y glorificaban la palabra del
Señor: y creyeron todos los que estaban ordenados para la vida
eterna”
El mensaje evangélico proclamado por los discípulos de Cristo
fue el anunció de su primer advenimiento al mundo. Llevó a los
hombres las buenas nuevas de la salvación por medio de la fe en él.
Señalaba hacia su segundo advenimiento en gloria para redimir a su
pueblo, y colocaba ante los hombres la esperanza, por medio de la fe
y la obediencia, de compartir la herencia de los santos en luz. Este
mensaje se da a los hombres hoy en día, y en esta época va unido
con el anunció de que la segunda venida de Cristo es inminente. Las
señales que él mismo dio de su aparición se han cumplido, y por la
enseñanza de la Palabra de Dios, podemos saber que el Señor está a
las puertas.
Juan en el Apocalipsis predice la proclamación del mensaje
evangélico precisamente antes de la segunda venida de Cristo. El
contempla a un “ángel volar por en medio del cielo, que tenía el
Evangelio eterno para predicarlo a todos los que moran en la tierra, y
a toda nación y tribu y lengua y pueblo, diciendo en alta voz: Temed
a Dios, y dadle honra; porque la hora de su juicio es venida”
En la profecía, esta amonestación referente al juicio, con los
mensajes que con ella se relacionan, es seguida por la venida del
Hijo del hombre en las nubes de los cielos. La proclamación del
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juicio es el anunció de que la segunda aparición del Salvador está por
acaecer. Y a esta proclamación se denomina el Evangelio eterno. Así
se ve que la predicación de la segunda venida de Cristo, el anunció
de su cercanía, es una parte esencial del mensaje evangélico.
La Biblia declara que en los últimos días los hombres se halla-
rían absortos en las ocupaciones mundanas, en los placeres y en la
adquisición de dinero. Serían ciegos a las realidades eternas. Cristo
dice: “Como los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.
Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y be-
biendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé