Página 162 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Palabras de Vida del Gran Maestro
Espíritu Santo atiendan sus necesidades. Estudien la Biblia con ellas
y oren con ellas, con la sencillez que el Espíritu Santo les inspire.
Cristo dará a sus siervos un mensaje que será como pan del cielo
para el alma. Las preciosas bendiciones serán llevadas de corazón a
corazón, de familia a familia.
La orden dada en la parábola: “Fuérzalos a entrar”, ha sido a me-
nudo mal interpretada. Se ha considerado que enseña que debemos
forzar a los hombres a aceptar el Evangelio. Pero denota más bien la
urgencia de la invitación, la eficacia de los alicientes presentados. El
Evangelio nunca emplea la fuerza para llevar los hombres a Cristo.
Su mensaje es: “A todos los sedientos: Venid a las aguas”. “Y el
Espíritu y la Esposa dicen: Ven... Y el que quiere, tome del agua
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de la vida de balde”
El poder del amor y la gracia de Dios nos
constriñen a venir.
El Salvador dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si
alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él
y él conmigo”
El no es ahuyentado por el desprecio o desviado
por la amenaza, antes busca continuamente a los perdidos diciendo:
“¿Cómo tengo de dejarte?
Aunque su amor sea rechazado por el
corazón obstinado, vuelve a suplicar con mayor fuerza: “He aquí, yo
estoy a la puerta y llamo”. El poder conquistador de su amor compele
a las almas a acceder. Y ellas dicen a Cristo: “Tu benignidad me ha
acrecentado”
Cristo impartirá a sus mensajeros el mismo anhelante amor que
tiene él para buscar a los perdidos. No hemos de decir meramente:
“Ven”. Hay quienes oyen el llamado, pero tienen oídos demasiado
embotados para comprender su significado. Sus ojos están dema-
siado cegados para ver cualquier cosa buena provista para ellos.
Muchos comprenden su gran degradación. Dicen: no soy digno de
ser ayudado, dejadme solo. Pero los obreros no deben desistir. Sos-
tened con ternura y piadoso amor a los desalentados e impotentes.
Infundidles vuestro valor, vuestra esperanza, vuestra fuerza. Com-
peledlos por la bondad a venir. “A los unos en piedad, discerniendo:
mas haced salvos a los otros por temor, arrebatándolos del fuego”
Si los siervos de Dios quieren caminar con él por la fe, él imparti-
rá poder al mensaje que den. Serán así capacitados para presentar su
amor y el peligro de rechazar la gracia de Dios, para que los hombres
sean constreñidos a aceptar el Evangelio. Cristo realizará maravi-