Página 199 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Un mensaje a la iglesia moderna
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náculo y en el templo su gloria moraba en la santa
shekinah
encima
del propiciatorio. En favor de ellos, manifestó constantemente las
riquezas de su amor y paciencia.
Dios quería hacer de su pueblo Israel una alabanza y una gloria.
Se dio a ellos toda ventaja espiritual. Dios no les negó nada favorable
a la formación del carácter que había de hacerlos sus representantes.
Su obediencia a la ley de Dios había de hacerlos maravillas de
prosperidad delante de las naciones del mundo. El que podía darles
sabiduría y habilidad en todo artificio, continuaría siendo su maestro,
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y los ennoblecería y elevaría mediante la obediencia a sus leyes. Si
eran obedientes, habían de ser preservados de las enfermedades que
afligían a otras naciones, y habían de ser bendecidos con vigor inte-
lectual. La gloria de Dios, su majestad y poder, habían de revelarse
en toda su prosperidad. Habían de ser un reino de sacerdotes y prín-
cipes. Dios les proveyó toda clase de facilidades para que llegaran a
ser la más grande nación de la tierra.
En una forma muy definida Cristo, mediante Moisés, les había
presentado el propósito de Dios, y había aclarado las condiciones de
su prosperidad: “Tú eres pueblo santo a Jehová tu Dios—dijo él—:
Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que
todos los pueblos que están sobre la haz de toda la tierra... Conoce,
pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto
y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos,
hasta las mil generaciones... Guarda por tanto los mandamientos,
y estatutos, y derechos que yo te mando hoy que cumplas. Y será
que, por haber oído estos derechos, y guardado y puéstolos por obra,
Jehová tu Dios guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a
tus padres; y te amará, y te bendecirá, y te multiplicará, y bendecirá
el fruto de tu vientre, y el fruto de tu tierra, y tu grano, y tu mosto, y
tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas, en la tierra
que juró a tus padres que te daría. Bendito serás más que todos los
pueblos... Y quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas las malas
plagas de Egipto, que tú sabes, no las pondrá sobre ti”
Si ellos guardaban sus mandamientos, Dios prometía darles el
mejor trigo, y sacarles miel de la roca. Habría de satisfacerlos con
una larga vida, y mostrarles su salvación.
Por su desobediencia a Dios, Adán y Eva habían perdido el Edén,
y debido a su pecado toda la tierra quedó maldita. Pero si el pueblo