Página 206 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Palabras de Vida del Gran Maestro
los principios vitales del reino de Dios se pierden, las ceremonias
se aumentan y se hacen extravagantes. Cuando se descuida la edi-
ficación del carácter, cuando faltan los adornos del alma, cuando
se pierde de vista la sencillez de la piedad, entonces el orgullo y el
amor a la ostentación demandan magníficos templos, espléndidos
adornos, y ceremonias imponentes. En todo esto no se honra a Dios.
Una religión a la moda que consiste en ceremonias, exterioridades y
ostentación, no es aceptable ante él. Los servicios de tal religión no
obtienen respuesta de los mensajeros celestiales.
La iglesia es muy preciosa a la vista de Dios. El la aquilata, no
por sus ventajas externas, sino por la sincera piedad que la distingue
del mundo. La estima de acuerdo con el crecimiento de los miembros
en el conocimiento de Cristo, de acuerdo con su progreso en la vida
espiritual.
Cristo anhela recibir de su viña el fruto de santidad y abnegación.
Busca los principios de amor y bondad. Toda la belleza del arte no
puede compararse con la belleza del temperamento y del carácter
que se han de revelar en los que son representantes de Cristo. La
atmósfera de la gracia que rodea el alma del creyente, el Espíritu
Santo que trabaja en la mente y el corazón, son los que hacen de él
un sabor de vida para vida, y permiten que Dios bendiga su obra.
Una congregación puede ser la más pobre de la tierra. Puede
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carecer del atractivo de la apariencia exterior; pero si los miembros
poseen los principios del carácter de Cristo, tendrán el gozo de él en
sus almas. Los ángeles se unirán con ellos en su culto. La alabanza
y acción de gracias de los corazones agradecidos, ascenderán al
Salvador como una dulce ofrenda.
El Señor desea que mencionemos su bondad y hablemos de su
poder. Se le honra mediante la expresión de alabanza y agradeci-
miento. El dice: “El que sacrifica alabanza me honrará”
Cuando
los hijos de Israel viajaban por el desierto, alababan a Dios con
himnos sagrados. Los mandamientos y las promesas de Dios fueron
provistos de música y a lo largo de todo el sendero fueron cantados
por los peregrinos. Y en Canaán, al participar de las fiestas sagradas,
las maravillosas obras de Dios habían de ser repasadas, y se había
de ofrecer el agradecimiento debido a su nombre. Dios deseaba que
toda la vida de su pueblo fuera una vida de alabanza. En esa forma