Página 225 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Cómo enriquecer la personalidad
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Los seguidores de Cristo han sido redimidos para servir. Nuestro
Señor enseña que el verdadero objeto de la vida es el ministerio.
Cristo mismo fue obrero, y a todos sus seguidores les presenta la
ley del servicio, el servicio a Dios y a sus semejantes. Aquí Cristo
presenta al mundo un concepto más elevado acerca de la vida de
lo que jamás ellos habían conocido. Mediante una vida de servicio
en favor de otros, el hombre se pone en íntima relación con Cristo.
La ley del servicio viene a ser el eslabón que nos une a Dios y a
nuestros semejantes.
Cristo confía “sus bienes” a sus siervos: algo que puedan usar
para él. Da “a cada uno su obra”. Cada uno tiene su lugar en el plan
eterno del cielo. Cada uno ha de trabajar en cooperación con Cristo
para la salvación de las almas. Tan ciertamente como hay un lugar
preparado para nosotros en las mansiones celestiales, hay un lugar
designado en la tierra donde hemos de trabajar para Dios.
Los dones del Espíritu Santo
Los talentos que Cristo confía a su iglesia representan especial-
mente las bendiciones y los dones impartidos por el Espíritu Santo.
“A éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro palabra de
ciencia según el mismo Espíritu, a otro, fe por el mismo Espíritu, y a
otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu; a otro, operaciones
de milagros, y a otro, profecía, y a otro, discreción de espíritus; y
a otro, género de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Mas
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todas estas cosas obra uno y el mismo Espíritu, repartiendo particu-
larmente a cada uno como quiere”
Todos los hombres no reciben
los mismos dones, pero se promete algún don del Espíritu a cada
siervo del Maestro.
Antes de dejar a sus discípulos, Cristo “sopló, y díjoles: Tomad
el Espíritu Santo”. Otra vez dijo: “He aquí, yo enviaré la promesa
de mi Padre sobre vosotros”
Sin embargo, este don no fue recibido
en su plenitud hasta después de la ascensión. No fue recibido el
derramamiento del Espíritu hasta que, mediante la fe y la oración,
los discípulos se consagraron plenamente para efectuar la obra de
Cristo. Entonces, en un sentido especial, los bienes del cielo fueron
entregados a los seguidores de Cristo. “Subiendo a lo alto, llevó
cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres”. “A cada uno de