Página 242 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Palabras de Vida del Gran Maestro
pues a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son
de Dios”
La fuerza
Debemos amar a Dios, no sólo con todo el corazón, el entendi-
miento y el alma, sino con toda la fuerza. Esto implica el uso pleno
e inteligente de las facultades físicas.
Cristo fue un obrero fiel tanto en las cosas temporales como en
las espirituales, y en toda su obra tenía la determinación de hacer la
voluntad de su Padre. Los asuntos del cielo y de la tierra están más
íntimamente relacionados y se hallan más directamente sometidos a
la intervención de Cristo de lo que muchos se dan cuenta. Fue Cristo
quien hizo el proyecto y el plano del primer tabernáculo terrenal. El
dio todas las indicaciones con respecto a la edificación del templo de
Salomón. Aquel que en su vida terrenal trabajara como carpintero
en la aldea de Nazaret, fue el Arquitecto celestial que trazó el plan
del sagrado edificio en el cual había de honrarse su nombre.
Fue Cristo quien dio a los edificadores del tabernáculo sabiduría
para ejecutar la mano de obra más hábil y hermosa. El dijo: “Mira,
yo he llamado por su nombre a Bezaleel, hijo de Uri, hijo de Hur, de
la tribu de Judá; y lo he henchido de espíritu de Dios, en sabiduría,
y en inteligencia, y en ciencia, y en todo artificio... Y he aquí que yo
he puesto con él a Aholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan: y
he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para que
hagan todo lo que te he mandado”
Dios desea que sus obreros en todo ramo lo miren a él como el
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Dador de cuanto poseen. Todas las buenas invenciones y progresos
tienen su fuente en el que es maravilloso en consejo y grande en
sabiduría. El toque hábil de la mano del médico, su poder sobre los
nervios y los músculos, su conocimiento del delicado organismo
humano, no es otra cosa que la sabiduría del poder divino que ha de
ser empleada en favor de los que sufren. La destreza con la cual el
carpintero usa el martillo, la fuerza con que el herrero hace sonar el
yunque, provienen de Dios. El ha dotado a los hombres de talentos,
y espera que acudan a él en procura de consejo. En todo cuanto
hagamos, en cualquier departamento de la obra en que nos hallemos,