Página 243 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Cómo enriquecer la personalidad
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él desea gobernar nuestras mentes a fin de que hagamos una obra
perfecta.
La religión y los negocios no van separados; son una sola cosa.
La religión de la Biblia ha de entretejerse con todo lo que hacemos
o decimos. Los agentes divinos y humanos han de combinarse tanto
en las realizaciones temporales como en las espirituales. Han de
estar unidos en todas las actividades humanas, en las labores mecá-
nicas y agrícolas, en las empresas comerciales y científicas. En toda
actividad cristiana debe existir cooperación.
Dios ha proclamado principios que son los únicos que hacen
posible esta cooperación. Su gloria debe ser el motivo de todos los
que colaboren con él. Todo nuestro trabajo debe hacerse por amor a
Dios y de acuerdo con su voluntad.
Es tan esencial hacer la voluntad de Dios cuando se construye
un edificio como cuando se toma parte en un servicio religioso. Y si
los obreros han empleado los principios correctos en la edificación
de su propio carácter, entonces en la erección de cualquier edificio
crecerán en gracia y conocimiento.
Pero Dios no aceptará los mayores talentos o el servicio más
espléndido a menos que el yo sea puesto sobre el altar, como sacrifi-
cio vivo, que se consume. La raíz debe ser santa; de otra manera no
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puede haber fruto aceptable a Dios.
El Señor hizo de Daniel y de José mayordomos perspicaces.
Pudo obrar mediante effos porque no vivieron para satisfacer sus
propias inclinaciones, sino para agradar a Dios.
El caso de Daniel encierra una lección para nosotros. Revela
el hecho de que un hombre de negocios no es necesariamente un
hombre astuto y político. Puede ser instruido por Dios a cada paso.
Daniel, mientras era primer ministro del reino de Babilonia, era pro-
feta de Dios, y recibía la luz de la inspiración celestial. Los hombres
de estado ambiciosos y mundanos son representados en la Palabra
de Dios como la hierba que crece, y como la flor de la hierba que
se marchita. Empero el Señor desea tener en su servicio hombres
inteligentes, calificados para diversos ramos de trabajo. Se necesi-
tan hombres de negocio que entretejan los grandes principios de la
verdad en todas sus transacciones. Y sus talentos deben perfeccio-
narse mediante el estudio y la preparación más cabales. Si hay en
cualquier ramo de trabajo hombres que necesiten aprovechar sus