Página 249 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Cómo enriquecer la personalidad
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que le dio carácter a su vida entera. El honraba a Dios en los deberes
más pequeños, y el Señor cooperaba con él. Dios dio a Daniel y a sus
compañeros “conocimiento e inteligencia en todas letras y ciencia:
mas Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños”
Así como Dios llamó a Daniel para que le fuera testigo en Ba-
bilonia, él nos llama a nosotros para que le seamos testigos en el
mundo hoy día. Tanto en los pequeños como en los más grandes
asuntos de la vida él desea revelar a los hombres los principios de
su reino.
Durante su vida en la tierra, Cristo enseñó la lección de la aten-
ción cuidadosa que debe dispensarse a las cosas pequeñas. La gran
obra de la redención pesaba continuamente sobre su alma. Mientras
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enseñaba y sanaba, todas las energías de su mente y su cuerpo eran
esforzadas hasta el límite; no obstante notaba las cosas más sencillas
de la vida y la naturaleza. Sus lecciones más instructivas fueron
aquellas en las cuales, mediante las cosas sencillas de la naturaleza,
ilustró las grandes verdades del reino de Dios. No pasó por alto
las necesidades del más humilde de sus siervos. Su oído oía cada
clamor de necesidad. Estaba atento al toque de la mujer enferma aun
en medio de la multitud; el más leve toque de fe obtuvo respuesta.
Cuando resucitó de la muerte a la hija de Jairo, recordó a los padres
que debían darle algo de comer. Cuando por su propio gran poder
resucitó de la tumba, no desdeñó doblar y colocar cuidadosamente
en su debido lugar los lienzos en los cuales se lo había envuelto.
La obra a la cual somos llamados como cristianos, es la de
cooperar con Cristo en la salvación de las almas. Para hacer esta
obra hemos hecho pacto con él. Descuidar la obra es ser desleales a
Cristo. Pero a fin de realizar esta obra, debemos seguir su ejemplo de
fiel y concienzuda atención a las cosas pequeñas. Este es el secreto
del éxito en todo ramo de esfuerzo e influencia cristianos.
El Señor desea que su pueblo alcance el peldaño más alto de
la escalera, a fin de que sus hijos puedan glorificarlo poseyendo
la capacidad que él desea conferirles. Por la gracia de Dios se ha
hecho toda provisión necesaria para que revelemos que actuamos
según planes mejores que aquellos que emplea el mundo. Hemos de
revelar una superioridad de intelecto, de entendimiento, de habilidad
y conocimiento, porque creemos en Dios y en su poder de obrar en
los corazones humanos.