Página 26 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Palabras de Vida del Gran Maestro
egoístas y pecaminosas complacencias, el alma está endurecida “con
engaño de pecado”
Las facultades espirituales se paralizan. Los
hombres oyen la palabra, pero no la entienden. No disciernen que
se aplica a ellos mismos. No se dan cuenta de sus necesidades y
peligros. No perciben el amor de Cristo, y pasan por alto el mensaje
de su gracia como si fuera algo que no les concerniese.
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Como los pájaros están listos para sacar la semilla de junto al
camino, Satanás está listo para quitar del alma las semillas de verdad
divina. El teme que la Palabra de Dios despierte al descuidado y
produzca efecto en el corazón endurecido. Satanás y sus ángeles se
encuentran en las reuniones donde se predica el Evangelio. Mientras
los ángeles del cielo tratan de impresionar los corazones con la
Palabra de Dios, el enemigo está alerta para hacer que no surta efecto.
Con un fervor solamente igualable a su malicia, trata de desbaratar la
obra del Espíritu de Dios. Mientras Cristo está atrayendo al alma por
su amor, Satanás trata de desviar la atención del que es inducido a
buscar al Salvador. Ocupa la mente con planes mundanos. Excita la
crítica, o insinúa la duda y la incredulidad. La forma en que el orador
escoge su lenguaje o sus maneras pueden no agradar a los oyentes,
y se espacian en estos defectos. Así la verdad que ellos necesitan y
que Dios les ha enviado misericordiosamente, no produce ninguna
impresión duradera.
Satanás tiene muchos ayudantes. Muchos que profesan ser cris-
tianos están ayudando al tentador a arrebatar las semillas de verdad
del corazón de los demás. Muchos que escuchan la predicación de
la Palabra de Dios hacen de ella el objeto de sus críticas en el hogar.
Se sientan para juzgar el sermón como juzgarían las palabras de
un conferenciante mundano o un orador político. Se espacian en
comentarios triviales o sarcásticos sobre el mensaje que debe ser
considerado como la palabra del Señor dirigida a ellos. Se discuten
libremente el carácter, los motivos y las acciones del pastor, así como
la conducta de los demás miembros de la iglesia. Se pronuncian
juicios severos, se repiten chismes y calumnias, y esto a oídos de los
inconversos. A menudo los padres conversan de estas cosas a oídos
de sus propios hijos. Así se destruye el respeto por los mensajeros de
Dios y la reverencia debida a su mensaje. Y muchos son inducidos a
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considerar livianamente la misma Palabra de Dios.