Página 47 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Por qué existe el mal
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amargos frutos de pecado y dolor. Por lo tanto, el autor del mal fue
dejado con vida hasta que desarrollase plenamente su carácter. A
través de las largas edades, Dios ha soportado la angustia de contem-
plar la obra del mal, y otorgó el infinito Don del Calvario antes de
permitir que alguien fuese engañado por las falsas interpretaciones
del maligno; pues la cizaña no podía ser extirpada sin peligro de
desarraigar también el grano precioso. ¿Y no seremos nosotros tan
tolerantes para con nuestros semejantes como el Señor del cielo y
de la tierra lo es con Satanás?
El mundo no tiene derecho a dudar de la verdad del cristianis-
mo porque en la iglesia haya miembros indignos, ni debieran los
cristianos descorazonarse a causa de esos falsos hermanos. ¿Qué
ocurrió en la iglesia primitiva? Ananías y Safira se unieron con los
discípulos. Simón el mago fue bautizado. Demas, que desamparó a
Pablo, había sido contado como creyente. Judas Iscariote figuró en-
tre los apóstoles. El Redentor no quiere perder un alma; su trato con
Judas fue registrado para mostrar su larga paciencia con la perversa
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naturaleza humana; y nos ordena que seamos indulgentes como él
lo fue. El dijo que los falsos hermanos se hallarán en la iglesia hasta
el fin del tiempo.
A pesar de la amonestación de Cristo, los hombres han tratado
de extirpar la cizaña. Para castigar a aquellos que se suponía eran
obradores de maldad, la iglesia ha recurrido al poder civil. Aquellos
que diferían en sus opiniones de las doctrinas establecidas han sido
encarcelados, torturados y muertos, a instigación de hombres que
aseveraban estar obrando bajo la sanción de Cristo. Pero es el espíritu
de Satanás y no el de Cristo el que inspira tales actos. Es el mismo
método que usa Satanás para conquistar el mundo. Dios ha sido
falsamente representado por la iglesia a causa de la forma de tratar
con aquellos que se suponía eran herejes.
La parábola de Cristo nos enseña a ser humildes y a desconfiar
de nosotros mismos, y a no juzgar ni condenar a los demás. No todo
lo que se siembra en los campos es buena simiente. El hecho de que
los hombres se hallen en el seno de la iglesia no prueba que sean
cristianos.
La cizaña era muy parecida al trigo mientras estaba verde; pero
cuando el campo se ponía blanco para la siega, las hierbas sin valor
no tenían ninguna semejanza con el trigo que se doblaba bajo el peso