Página 49 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Capítulo 5—Pequeños comienzos, grandes
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Este capítulo está basado en Mateo 13:31, 32;Marcos
4:30-32;Lucas 13:18, 19.
Entre la multitud que escuchaba las enseñanzas de Cristo había
muchos fariseos. Estos notaron desdeñosamente cuán pocos de sus
oyentes lo reconocían como el Mesías. Y discutían entre sí cómo
este modesto maestro podría exaltar a Israel al dominio universal.
Sin riquezas, poder u honor, ¿cómo había de establecer el nuevo
reino? Cristo leyó sus pensamientos y les contestó:
“¿A qué haremos semejante el reino de Dios? ¿O con qué pa-
rábola le compararemos?” Entre los gobiernos terrenales no había
nada que pudiera servir para establecer una semejanza. Ninguna
sociedad civil podía proporcionarle un símbolo. “Es como el grano
de mostaza—dijo él—, que cuando se siembra en tierra, es la más
pequeña de todas las simientes que hay en la tierra; mas después de
sembrado, sube y se hace la mayor de todas las legumbres, y echa
grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo pueden morar
bajo su sombra”.
El germen que se halla en la semilla crece en virtud del desarrollo
del principio de vida que Dios ha implantado en él. Su desarrollo no
depende del poder humano. Tal ocurre con el reino de Cristo. Es una
nueva creación. Sus principios de desarrollo son opuestos a los que
rigen los reinos de este mundo. Los gobiernos terrenales prevalecen
por la fuerza física; mantienen su dominio por la guerra; pero el
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Fundador del nuevo reino es el Príncipe de Paz. El Espíritu Santo
representa a los reinos del mundo bajo el símbolo de bestias fieras
de rapiña; pero Cristo es el “Cordero de Dios, que quita el pecado
del mundo”
En su plan de gobierno no hay empleo de fuerza bruta
para forzar la conciencia. Los judíos esperaban que el reino de Dios
se estableciese en la misma forma que los reinos del mundo. Para
promover la justicia ellos recurrieron a las medidas externas. Traza-
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