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Reavivamientos Modernos
Cuando Job oyó la voz del Señor de entre el torbellino, exclamó:
“Me aborrezco, y me arrepiento en el polvo y la ceniza”.
Job 42:6
.
Cuando Isaías contempló la gloria del Señor, y oyó a los querubines
que clamaban: “¡Santo, santo, santo es Jehová de los ejércitos!”
dijo abrumado: “¡Ay de mí, pues soy perdido!”
Isaías 6:3, 5 (VM)
.
Después de haber sido arrebatado hasta el tercer cielo y haber oído
cosas que no le es dado al hombre expresar, San Pablo habló de sí
mismo como del “más pequeño de todos los santos”
2 Corintios
12:2-4
;
Efesios 3:8
. Y el amado Juan, el que había descansado en
el pecho de Jesús y contemplado su gloria, fue el que cayó como
muerto a los pies del ángel.
Apocalipsis 1:17
.
No puede haber glorificación de sí mismo, ni arrogantes preten-
siones de estar libre de pecado, por parte de aquellos que andan a la
sombra de la cruz del Calvario. Harta cuenta se dan de que fueron
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sus pecados los que causaron la agonía del Hijo de Dios y destroza-
ron su corazón; y este pensamiento les inspira profunda humildad.
Los que viven más cerca de Jesús son también los que mejor ven la
fragilidad y culpabilidad de la humanidad, y su sola esperanza se
cifra en los méritos de un Salvador crucificado y resucitado.
Una falsa santificación: ¿Se trata solamente de creer?
La santificación, tal cual la entiende ahora el mundo religioso
en general, lleva en sí misma un germen de orgullo espiritual y
de menosprecio de la ley de Dios que nos la presenta como del
todo ajena a la religión de la Biblia. Sus defensores enseñan que
la santificación es una obra instantánea, por la cual, mediante la fe
solamente, alcanzan perfecta santidad. “Tan sólo creed—dicen—y
la bendición es vuestra”. Según ellos, no se necesita mayor esfuerzo
de parte del que recibe la bendición. Al mismo tiempo niegan la
autoridad de la ley de Dios y afirman que están dispensados de la
obligación de guardar los mandamientos. ¿Pero será acaso posible
que los hombres sean santos y concuerden con la voluntad y el
modo de ser de Dios, sin ponerse en armonía con los principios que
expresan su naturaleza y voluntad, y enseñan lo que le agrada?
El deseo de llevar una religión fácil, que no exija luchas, ni
desprendimiento, ni ruptura con las locuras del mundo, ha hecho
popular la doctrina de la fe, y de la fe sola; ¿pero qué dice la Palabra