Página 29 - Reavivamientos Modernos (1974)

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Cómo llegar a ser un cristiano nacido de nuevo
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¿Qué es el arrepentimiento?
Aunque como pecadores estamos bajo la condenación de la
ley, sin embargo Cristo, mediante la obediencia que prestó a la ley,
demanda para el alma arrepentida los méritos de su propia justicia.
A fin de obtener la justicia de Cristo, es necesario que el pecador
sepa lo que es ese arrepentimiento que efectúa un cambio radical en
la mente, en el espíritu y en la acción. La obra de la transformación
debe comenzar en el corazón y manifestar su poder mediante cada
facultad del ser. Sin embargo, el hombre no es capaz de originar un
arrepentimiento tal como éste, y sólo puede experimentarlo mediante
Cristo, que ascendió a lo alto, llevó cautiva a la cautividad y dio
dones a los hombres.
¿Quién necesita arrepentirse?
Quien desea llegar al verdadero arrepentimiento ¿qué debe ha-
cer? Debe ir a Jesús, tal como es, sin demora. Debe creer que la
palabra de Cristo es verdadera y, creyendo en la promesa, pedir para
que reciba. Cuando un sincero deseo mueve a los hombres a orar,
no orarán en vano. El Señor cumplirá su palabra, y dará el Espíritu
Santo para inducir al arrepentimiento con Dios y la fe en nuestro Se-
ñor Jesucristo. El pecador orará, velará y se apartará de sus pecados,
haciendo manifiesta su sinceridad por el vigor de su esfuerzo para
obedecer los mandamientos de Dios. Mezclará fe con la oración, y
no sólo creerá en los preceptos de la ley sino que los obedecerá. Se
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declarará del lado de Cristo en esta controversia. Renunciará a todos
los hábitos y compañías que tiendan a desviar de Dios el corazón.
El que quiera llegar a ser hijo de Dios, debe recibir la verdad
que enseña que el arrepentimiento y el perdón han de obtenerse
nada menos que mediante la expiación de Cristo. Asegurado de
esto, el pecador debe realizar un esfuerzo en armonía con la obra
hecha para él y con una súplica incansable, debe acudir al trono de
gracia para que el poder renovador de Dios llegue hasta su alma.
Cristo únicamente perdona al arrepentido, pero primero hace que se
arrepienta aquel a quien perdona. La provisión hecha es completa
y la justicia eterna de Cristo es acreditada a cada alma creyente.
El manto costoso e inmaculado, tejido en el telar del cielo, ha sido